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HISTORIAS DE NUESTRAS CARRERAS DE ORIENTACION

HISTORIAS DE ORIENTACION MENSAJE DE MENDIZALE
Mi buen maese PR
Ya lo puso por escrito un antiguo y preclaro autor, y que diz que dijo un nombrado Conde: “Cosas veredes, mi amigo”. Y , aun yo le agregaría: “aunque sea en sueños”.
Porque anoche soñé, y fui testigo de cómo un jorguín o nigromante hacía aparecer a voluntad, en un a modo de espejo, una apariencia o fantasma a vuestra imagen y semejanza, y que, el tal encantador, al su antojo y según su deseo os hacía recorrer ásperas trochas y atravesar incómodos y enojosos cardizales y tenebrosos bosques como ánima perseguida por una caterva de endemoniadas criaturas. Y reíase el mentado mago y otras voces que allí se habían a grandes carcajadas y haciendo grandes aspavientos cuando, en el virtual mundo del mágico espejo, el vuestro avatar se daba de morrones con cuanto tocón, vara o peñasco se topaba, o cuando ganado por el cansancio, vuestro avatar se desvencijaba y, vacilante, caminaba con roncería y desgana.
Mas lo notable del sueño era que vos, y yo también, formábamos parte de la alborozada corte de bellacos que rodeaba al hechicero y que con él se regodeaban. Y cuando el mago, a un ademán suyo, oscureció el espejo, “cosas veredes”, todos, en común contubernio, convinimos los términos de común cuchipanda a celebrar después del triunfo en el Torneo del próximo domingo en Tibi.
“Cosas veredes”.
Mas, aunque en ello pongo empeño
No sé cuál es la razón del sueño,
O si fue el sueño de la razón...
Mas, los sueños ¿sueños son?

Vuestro, Mendizale.

MENSAJE DE MENDIZALE
Mis buenos camaradas:

Hermoso y diáfano día el que, aun no siendo primavera, los dioses nos quisieron conceder para que relumbraran más, no sólo nuestras armaduras, sino nuestra fama, pues a fe que hicimos verdaderos estragos entre los muchos y duros enemigos con que hubimos de reñir en las justas del Torneo del día 15.
El pódium fue nuestro y el laurel del triunfo coronó nuestras ya canosas y ralas cabezas.
La de maese PR más que ninguna, pues merecido fue su triunfo; maese Mochilero demostró lo que vale su magisterio; y, mi menda, ya hizo bastante con rematar la faena detrás de semejantes estrategas, aunque terminé bastante malparado en las mis carnes y todo por fiar en las astucias y tretas y amagues de maese PR y sus compinches. Primeramente, una, que debe ser gran dama y señora, si no reina coronada, y a juzgar por su retrato mujer de muy buen ver, aparece en el foro y táchame de ser capaz de bellaquerías impropias de un caballero, como si fuera un plebeyo, un bergante cualquiera que se dedica a acechar en el monte a las solitarias damas que en él se aventuran para que se consuman en alguna pestilente caverna. Luego, maese PR, dándole crédito, sale en su defensa y ¡amenázame!, sí, amenázame con hacerme ofensa con sus propios huesos, y darme con ellos, tal tunda, que no me quedaría más apelación que la vergonzosa huida.
Maese PR me conoce, sabe de mi valor y firmeza en el lance, conozco yo su paciencia y su apacibilidad, ergo... ¡Ah, tunantes!, son ardides, tretas, me dije, para minar mi confianza. No, no son malas mañas esas de usar de baladronadas para desorientar, turbar o amenguar al contrario; aunque no enemigo.
Así pues, el domingo, después de velar armas, revestido, como mis camaradas, de las mejores galas guerreras, y provisto de mis mejores trebejos, con el ánimo casi entero, aunque no así las fuerzas, salí a dar batalla a cuánto gigante, hechicero, barbián o valentón se cruzara en mi camino.
Nunca viéronse por estos pagos riñas tan feroces y cruentas, ni batallas tan épicas, ni tanto derroche de fuerza y valor. Bregamos con lo que nos cupo en suerte sin más ayuda que la del cielo y la que nuestra propia industria e ingenio nos deparaba.
Dimos, mas también recibimos lo nuestro, y la parte del tonto por añadidura. De mí, os diré que a cuánta artimaña (baliza) que me salía al paso la despachaba a modo con mi espada, la llamada “pinza”, sin que el pulso me temblase. Mas fueron muchas las trampas, y muy mucha la muchedumbre o zurriburri de engendros que nos importunaban y estorbaron el paso y muchos los precipicios y depeñaderos que los magos (trazadores) abrían bajo nuestros pies dispuestos a tragarnos con impedimenta incluida. En una de esas pavorosas simas di con mi ya por entonces extenuado y maltrecho cuerpo, tanto, que allí quedé, encomendándome a la dama de mis sueños, hasta que un milagroso ungüento y una pócima que no lo es menos, y que siempre llevo en el zurrón, obraron sus efectos y me restituyeron en el mi propio ser y condición.

(continuará)

Crónica de Tibi II Mendizale el Mar Mar 17, 2009 Repuesto ya del batacazo y lamidas mis heridas, aún medio aturdido y maravillado de seguir, a la sazón, todo entero y de una pieza y que no estaba tronzado ni descuajaringado entre los horrendos canchales de aquella barranca, repuesto ya, digo, decidí proseguir no sin antes encomendarme a mi dama porque me diera fortaleza de cuerpo, y ánimo, y temple para bregar y resistir las aún cuantiosas pruebas y a los quién sabe cuántos espantos quedaban por venir, y prometí no desmayar en tanto quedáseme aliento.
No tardé mucho en catar las nuevas asechanzas con que el enemigo vino a probarnos y castigarnos y, nuevamente, quedé malparado y casi en vergüenzas por mor de las terribles trampas que aguardaban su vez para hacernos injurias y menoscabo en la nuestra fama, cuando no detrimento en el nuestro cuerpo.
Mas se impuso la firmeza de ánimo y la gana puesta en la defensa de la nuestra honra, la mía y la de vuesas mercedes, mis bravos camaradas, y así pude, aunque en lastimosos estado, ganar la salida del formidable laberinto.
Y a las penalidades y fatigas sufridas, sucedió el contento y el alborozo y la satisfacción del triunfo. ¡Y cuánta alegría al ver allí a nuestra Reina coronada de nuevo, rodeada de sus vasallos, y de maeses PR y Mochilero apremiándome a unirme a ellos como tercero en el triunfo!
Pero más me emocionó el conocer que ya estabais, mis buenos camaradas, disponiendo lo necesario para salir en mi busca y rescate, ¡y con la Reina a la cabeza?. Con tan bravos y excelsos camaradas ¿quién temerá?.
Maese Mochilero, ya veis que cuánto de vos aprendí de vos en este oficio, lo pongo al servicio de nuestra Real Orden de la Bota, y maguer llegué ya viejo y falto de remos a estas justas y torneos, ved que hago pago dello y que seguiré dando ejemplo vivo, que es lo que cumple y la mejor manera de seguir vuestras enseñanzas y no venir en mengua ni parar en deshonra dellas. Llegaré tarde, mas como diz el refrán: “Más vale tarde que nunca”.
Si nuestros rivales mirábannos, cuando nos avecinamos al campo del honor, con cierto recelo, sobre todo por los recientes triunfos de nuestra Reina y nuestro Príncipe Carlos, tornáronse hogaño en envidiosas cuando no aviesas. Un pintor retratista pintó algunas escenas para que hubiera constancia de la nueva hazaña.
Luego vino la cuchipanda en un bosque, allá entre montañas de un lugar del que ya ni recuerdo el nombre y al que fuimos a parar porque, ¿qué ironía?, maese PR perdió el rumbo. Le salva del denuesto el sabroso caldo de unas tierras, allá por el norte, a la que dicen Rioja, y que nos restituyó las perdidas fuerzas.

Vuestro, Mendizale.

Yo también quiero campear en PortaCoeli Mendizale el Miér Mar 18, 2009 Pare mientes Su Serenísima Merced, mi señor D. Carlos y vea que la aventura que pensáis acometer en los venideros días, allá por los cerros de Porta Coeli, no es empresa baladí ni exenta de peligros; y no será bueno que vuesa Merced la emprenda sólo. Aquí soy, y aquí tenéis mi brazo y mi avezado y probado conocimiento de aquellas anfractuosidades.
Contad conmigo para campear esos montes y las aviesas trampas que el enemigo ha dispuesto. Ved que vuestros heraldos y voceadores toquen a rebato porque lo oigan otros campeadores caballeros y se junten y nos sirvan de arrimo.
A vuestro servicio y provecho.
Mendizale

contestación a las dudas de PR
Mendizale el Miér Mar 18, 2009 Maese PR:
De corta pluma os quejáis,
Mas largo el pico tenéis.
Y os sugiero no empecéis
Y en honduras no os metáis
Sin antes afilar la espada,
Pues en cuestión de estocadas
Puede que nada sepáis.
Y si con ojo no andáis
Con mi espada os haré un tajo,
Y se me dará un carajo
Lo que luego me digáis
Mendizale


Cuán provocador sois, mi señor don PR; bien se ve que os gusta enguizcar y, vive Dios, que os despacháis a modo cuándo, dónde y cuánto gustáis, que ingenio y pico y buenas maneras para decir lo que vuestro ingenio le dicta no os faltan.
Lucubrabais si era vascongado, porque por mesetario me teníais, de lo cual es cierto sólo lo segundo que leonés soy, pero es que este vuestro amigo y servidor estuvo, tiempo ha, de grumete en un navío al que decían Granada, que mandaba un vascongado de pro, don Domingo de Zavala, del cuál aprendí su lengua que, después de gastados tantos calendarios, comprenderéis que tenga ya casi en el olvido; y estando en la batalla de Lepanto fue donde supe y conocí luego de allí a poco a D. Miguel de Cervantes, el Príncipe de los Ingenios. Y de él algo, pero no todo lo que deseara, aprendí también.
Espero me sigáis regalando vuestra amistad, y vuestros enguizques y “pinchazos” (pero que sean suaves, que el pellejo ya no da más de sí), si en algo me tenéis que de la mía podéis contar de ahora en adelante.

Mendizale

Mendizale el Mar Mar 31, 2009 Elogio del vino y bebedores

La buena amistad se fragua
con buen vino, no con agua;
sin disfraces, sin engaños,
con vino fresco del año,
o, mejor, si es de crianza,
que el calorcillo en la panza
ayuda a entrar en materia.
Y protege las arterias.
Y si fuese de reserva
mosto que el sentido enerva
bebámoslo a garrafas llenas
pues va directo a las venas
Y por ellas, cuando pasa,
liberálas de la grasa.
Y luego al cerebro sube
¿o eres tú, que en una nube
como en agradable nido
te parece estar subido
con la mirada vidriosa
ciscándote en cualquier cosa
que ocurra abajo en la Tierra,
rodeado de gamberra
gente que como tú bebe
y que como tú se atreve
en un intrépido vuelo
subir y llamar al Cielo?
Mas, si el beber no es pecado,
ni estar borracho tampoco
si a los amigos convoco
y se bebe con agrado
Pues... bebamos,
que en bebiendo
se pasa el rato durmiendo
... Y no se peca
... Y en no pecando
ya tenemos bula y beca
para en el cielo ir entrando.
Mendizale

Mis buenos montariegos camaradas:

He de confesar que maese PR tiéneme desconcertado el mi ya añejo y gastado cerebro, porque, cuitado de mí, hámelo desbarajustado, aturullado y ... desorientado de tal guisa que aún no alcanzo a sosegar los atarantados brincos a los que ya se ha dado mi pobre juicio, que es, o ha sido hasta ahora, como es de común y general conocimiento, cuerdo y mesurado y poco dado a alborotarse sin ton ni son.
Mas no está en mi ánimo el lamentar y querellarme sin motivo ni fundamento por mi parte, por lo que os daré cumplida relación de la razón y motivo de semejante desasosiego, no sin antes encomendarme a San Vito y ponerme bajo su amparo y cura, y hacer acopio de comedimiento pues no quisiera afilar la mi pluma y abandonarme al vituperio sin freno ni estorbo alguno.

(sacado de una reciente misiva de PR el 4 de marzo de los corrientes)
”... pasar desapercibidos... invisibles... y cuando llegue el momento, zas... la pescadilla al cesto
... los niños de lagarterana y supernenas de de doñas Rogelias, y sin llamar la atención.”

Con que pasar desapercibidos, ¿eh?
¿No habréis, maese PR, estado en La Portera entrenando de tapadillo disimulado tras algún insólito y portentoso disfraz?. Acaso nos hayáis utilizado como inocentes y cándidos conejillos de esos que traen de las Indias o...Y ahora que miento los conejillos recuerdo que... , ¿no seríais vos aquella grácil y ligera liebre, que muchos vimos y que transitaba el bosque a grandes y desmedidos brincos como nunca se vieron? Si traía mapa y polainas no sabría decir a vuesa merced, que mucho era, dada su diligencia en poner tierra de por medio, advertir el bulto como para andar con tales menudencias. Mas la suya intención era de por sí notoria: rastreaba las balizas. Tenemos por cierto que sois, mi señor PR, un maestro del disfraz, ergo la sospecha, como veréis, es fundada.

(sacado de otra misiva de PR el 28 de Marzo)
“Llevo intención de ir a La Portera”

Y este otro mensaje, críptico, oscuro, enigmático:

Y otro:
“Los aurinegros vamos a dar la campanada en Villena. Paquiño desde el exilio, snif, snif.”

¡Ah, malandrín, bribón, tunante, perillán... sutil y maquiavélico zorro!
Mi señor PR, ¿Qué son aquestos suspiros y moqueo?. ¿Llora acaso vuesa merced lágrimas verdaderas de los suyos ojos?. ¿Queréis por ventura hacernos creer que son sincera muestra de apesadumbrada contrición por no acudir en favor y sostén de vuestros camaradas?. Si así fuese vuestros compañeros sabrán perdonar siempre que tercie un buen morapio por medio.
¿O lloráis acaso como un chisgarabís lo que no habéis sabido pechar como esforzado y aguerrido montariego?.
Mas, de ser cierto y real vuestro exilio, ¿por qué razón decís que llevabais intención de acudir a La Portera?.
¿Y ese oscuro geroglífico, ese breve y misterioso mensaje., ¿Es chanza en vez de acertijo, burla en vez de esotérico arcano?. Extraño calambur, voto a bríos. ¿O acaso lo que proponéis es una colosal y común melopea?, ¿o una delirante y clamorosa pítima triunfal?. ¡hala!, “in communi temulentia, totus revolutus”. ¡Me caso en Reus!.
¿ O es que vuesa merced da a entender que vuestro exilio estaba en el país de Baco, allende los montes que solemos frecuentar?. Porque bien pudiera ser que su señoría se estuviese en algún disimulado sotillo, lejos del mundanal bullicio, amodorrado por mor de algún caldo riojano. [Photo]
¡Ay de vos, menguado, enredador, pues harto sabéis, alma de cántaro, que en La Portera hay unos caldos que diz que reviven los muertos.
Séase esto o aquello, debéis saber, maese PR, que con nosotros no precisáis usar de trucos ni gastar disfraz, que harto habemos dar con nuestros ya duros huesos todos enteros y sin merma ni menoscabo en la meta. Y sabed, asimismo, que en la nuestra compaña el místico arrobamiento, fruto de los buenos sorbos, redunda en provecho y medro de la general amistad, Ved sino el retrato del brindis que os dedicamos mientras el copioso y magnífico ágape con que nos regalamos en La Portera y que un pintor de cámara eternizó. Os esperamos para la próxima con los brazos abiertos y una damajuana de buen vino a mano.

Mendizale

Mendizale el Miér Abr 01, 2009 Mi señor Carlos:

Hágame vuesa merced la gracia de echar en saco roto lo que mi atolondrado caletre mandó poner en obra sin darse antes al trabajo de averiguar el porqué estaba allí en donde creí no haberlo puesto y, sin parar mientes, decidí remitirlo al lugar que en habiéndole querido poner, discurrí que no lo puse. Y es que en los rincones de la mi sesera deben haberse avecindado trasgos y otros duendes que campan por sus respetos haciendo de las suyas y, de vez en cuando, con sus malas artes, juéganme estas y otras picardías.
Más esa que apuntáis es la mía intención: que todo esté junto y a mano, que luego no andemos fiando a la suerte el encontrar las diversas epístolas por el su orden natural y podamos concertarlas y hacer un uno de todas ellas.
¡Ah!, He de confesaros que tenéis el don de la ubicuidad, ¿dónde no estáis?, ¿qué cosa vaya a suceder que no nos pongáis en aviso y mostréis toda la información pertinente?. Eso es diligencia, y no la nuestra natural desgana y pereza.
Ya platicaremos de todo ello.
Buen día tengáis.

Mendizale el Jue Abr 02, 2009 Hola amigos todos:
Presupongo que vos maese PR deseáis acabar con la mi paciencia y el mío sano juicio, mas, ni lo uno ni lo otro alcanzarlo habéis, bribón, pues sepáis que la mi paciencia es inagotable para con los amigos, como vos, y mi buen juicio ya está restablecido desque dádome he cuenta de que, de común, gustáis de enguizcar a moros y cristianos. ¡Pues no me salís ahora con que no “pasaremos desapercibidos”!. ¿Qué se ha hecho de vuestros disfraces?, ¿y qué de vuestra proclama de pasar inadvertidos o, mejor, hacernos invisibles?.
Otro parecéis, que muy mudado estáis.
¿Véis como sois un provocador?. ¡Pajarito, pajarito!, a otro balcón con esos trinos, que ya los conozco, y no sea que os desplume.
Ya leo asimismo, en vuestra última misiva, que dáis bulas antes de predicar sermón, y que premeditáis, vos y maese Mochilero, alzaros con las ganancias y no darme parte ni provecho. ¡Ah!, y a más y por añadidura y propina, encima, ¡mi menda ha de llevar y poner el zurrón!. Como no sea para daros una buena “zurra” con él. Así el diablo os gane, ¡desahogados!.
Mas no acaba aquí el desafuero que pensado habéis perpretar, antes bien, me acusáis de flojo e indolente y además ciego, que no caería en cuenta de que pondréis pies en polvorosa rumbo a Xixona, que decís queda a tiro de piedra, para hacer acopio y munición de buen turrón. Pues habéis de saber que si alguna vez he corrido por prados y bosques, saltado riberas y triscado por los montes, a rienda suelta y muy dejado, tanto que descubría la celada cuando ya no había lugar para evitarla y caer en ella, en Villena pondré tanta diligencia y solicitud que les caeré en el rastro como un rayo, y os iré a la mano, y ello sin demandar brújula ni sextante, que no habré menester de semejantes artes, sino que ha de bastar mi solo esfuerzo e industria.
Con todo, lo que si he de llevar es la jícara para ponerme morado del buen morapio para festejar la ocasión, el botín y los laureles que deseo alcancéis.

Os saluda, Mendizale. Mendizale el Mar Abr 07, 2009 Os saludo, maese Mochilero y PR de Valencia del Cid y del Miño:

Ante vuesas mercedes quítome el sombrero, el de plumas rojas que tanto os gusta, y felicítoos por vuestro grande y provechoso triunfo en el campo de batalla junto a Villena, que ganasteis con el vuestro denodado y solitario esfuerzo para los aurinegros colores. Alto pusisteis nuestro pendón y vuestros fueron los méritos pues, a fuer de justo, los míos harto magros fueron, menguado de mí; que aunque supe despachar y deshacerme con diligencia de algunas trampas, luego, al punto, por mi falta de previsión en un negocio personal vime estorbado y perturbado en la pelea y, así, vínome una como cobardía y flojedad que no supe mejor remedio (ved señores que tan pronto se va el cordero como el carnero) que en viéndome tan sin tiento y rodeado de tal desacostumbrada muchedumbre, y los más de ellos con mucho ánimo y disposición, muy quedo y sin ser sentido puse mi persona en cobro y, con presteza, por entre unas peñas y riscos escondidos entre la espesura, me hurté a la refriega. Y esto, gracias a la Divina Providencia, fue mi remedio y garantía, pero también mi vergüenza, que ahora confieso y que me empacha y sonroja, pues no es de esforzados ni animosos varones consentir y flaquear ante cualquier poquedad o exhorto del cuerpo.
Perdonadme, amigos, esta prédica, pero nobleza me obliga a ello, y es tiempo de cumplir mi falta que menguar en honra; y aunque diz el refrán “viva la gallina con su pepita” que nadie ose por ello hacerme agravio o afrenta o echar baldón sobre mi menda, ni siquiera risa ni guiño, que ello habría de ser su perdición y fría huesa, pues, voto a bríos, que habré de ensartarle en la mi espada por bellaco y vil.

Ya vuelvo, y ello por ensalzar como es de razón y hacer justo aprecio de la hombrada que en una fría y brumosa mañana ambos dos llevasteis a cabo en tenaz lucha, en concreto, y principalmente, con un brioso hombre, asaz tenaz y astuto y de no poca condición, hazaña que nos baña y cubre a todos. ¡Bien haya quienes trajeron a esta casa de Correcaminos tanto premio!, y tanto júbilo por ellos y por las prebendas y beneficios y otras gollerías y sinecuras que nos traerán, si no alguna canonjía que, voto a sanes, malhaya sea quien lo niegue u estorbe, que ahí están los pergaminos que otorgan y dan fe de los títulos de nobleza y licencia de nuevas divisas que vuestro brazo y afán supo conquistar para nuestra bandera.

Y allí estuvo, a la sazón, como en pasadas coyunturas, el retratista que dejó inmortalizado el acaecimiento, y la cuchipanda y jarana y brindis con ricos caldos con que ello se festejó. De lo demás, cronistas hay que darán mejor noticia, y más cumplida que la mía.

Mendizale.

PS/ Mi señor D. Carlos, seáis bienvenido al mundo de los caldos, mas ....
pensad, muy señor mío
que no ha de estar caliente
ni tampoco ha de ser frío
sino a calor ambiente
lo que a su libre albedrío
beba la humana gente,
sino luego el desvarío
se apodera de la mente
y causa es de extravío,
y hasta que luego lamente
por culpa del desavío
no saber do está el oriente.
Mendizale Mendizale el Mar Abr 07, 2009 Maese PR de Valencia del Cid y del Miño:

Acabado he de leer vuestra misiva en la que habéis establecido el protocolo a seguir en el modo y manera de repartir y escanciar el vino en las cuchipandas campestres después de las duras escaramuzas habidas en el monte, y se me antoja que me honráis al poner el gollete de mi persona como primer recipiendario del divino mosto (os percatáis en qué termina la palabra divino), y es merced ésta que me hacéis, y elogio tal, que de ahora en adelante os tendré por compadre, pues este del vino es camino que, si se anda en buena compaña, nunca me cansaré de andar muy a menudo y aun de exagerar si cabe.

¡Ah!, y puesto que compadres somos, si ello no os empece ni afrenta, licencia tengo para deciros con confianza y franqueza: rediez, mal grano os salga en salva sea la parte, ¡mirad que sois enredador!. ¿Pendón negro, cacho pirata?. A más de, guarde vuesa merced que con el peso de los “tales” del pato ni con el mejor mosto del orbe mundo habríamos de poder sostener en alto la bandera, y no me alargo en más razones, sino porque la prolijidad y exceso es enojosa al que lo lee y dañosa al que lo escribe.

Quedad con Dios, compadre.

Mendizale.
PS/ En voz baja “ Mendizale le oyó, Carlos Mendizale el Vie Abr 10, 2009 Mi buen compadre PR:

Otro parecéis, que muy mudado estáis, pues habéis logrado poner por escrito más de dos frasecillas; y no es que dude de que más y mejor aparejadas podéis escribirlas, que disposición para ello no os falta, e imaginación, que veo es fértil, de imágenes sucintas y ajustadas, pero expresivas: aqueste es vuestro estilo, mi señor compadre, así que con él entiéndase y luego camine en ello a su paso porque como diz el proverbio “más vale paso que dure, que trote que canse”. Digo esto porque en el vuestro último escrito, que tituláis La Leyenda Existe, acabáis diciendo que vais a dejar de leerme, porque en los dedos notáis sensaciones extrañas y os da por escribir... chorradas.
¡Ah, taimado socarrón!. Para lo primero cabríame la contingencia de renunciar a escribir, mas hay un remedio más fácil, basta con que no abráis mis recados. Lo segundo ya queda a voluntad y gana de su merced. Y a la lucidez e inteligencia de vuestro magín y entendimiento. Y a la vuestra erudición y ciencia; cuestión esta última que no excusa ni exime de decir chorradas, si es que por chorrada queréis decir algo fútil, frívolo, irrelevante, o chifladura, gansada, trivialidad y hasta alguna que otra locura, desvarío, delirio o arrebato de la mente, en los que, incluso, grandes hombres han caído o se han permitido caer, véase sino El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha; y hasta me alargaría en decir que también cabría alguna que otra fruslería, pequeñez, minucia, poquedad, paparrucha, nimiedad, menudencia, sosería, absurdo o despropósito, que asimismo son chorradas. Otra cosa es emplear la pluma para decir alguna estupidez, majadería, barbaridad, sandez, imbecilidad, insensatez, burrada, desatino o engendro, que estas sí son chorradas que, por desorbitadas, sí ofenden a propios y extraños.

No os tengáis a menos, mi señor compadre, que madera y estilo propio habéis y en el que debéis aplicaros. Y mantenello, sin miedo ni cuidado que, como el vulgo dice “de músico, poeta y loco, todos habemos un poco”, mas sin pasarse ni excederse en el cántico o música, pues os hago sabedor de ese otro dicho que diz “gallo cantor acaba en el asador”, y a vos os van mejor las plumas del halcón que los colorines del gallo, aunque sea de pelea.

Háme dado hoy por los consejos y no sé bien por qué causa, mas va otro, y es que si me leéis, leáisme con atención y poniendo todo vuestro entendimiento en ello, porque si no, ni por asomo alcanzareis a comprender cuál sea la verdad de lo que escribo al estar ésta, las más de las veces, en forma simbólica o exagerada, o disfrazada, pero que es real “per se”, por ser verdad, y no se debe a invención alguna. Ya Balmes dijo que “la verdad es la realidad de las cosas”, mas cabe sentirlas y apreciarlas con los ojos y los otros sentidos y así es como luego las diremos según nos dicte el nuestro juicio y entendimiento y la nuestra habilidad para decirlas; y, como Balmes, os diré que la lectura es como la manduca, que el provecho no está en conformidad con la cuantía de lo que se come, sino de lo que es digerido.

Sabed pues, que al dudar y menguar la vuestra capacidad y méritos, con ello achicáis los míos, y hasta los ajenos, al teneros como compadre y por ende habéis herido la mía dignidad. Por lo tanto, os desafío, a primera sangre (de Toro, que tiene los mejores caldos y si no sois inclinado a derramar sangre de Toro, vale con la de la Ribera del Duero o Rioja ). Nos veremos pues en el campo del honor, compadre.
Os saludo y os envío mis mejores deseos para vos y para todos nuestros bravos guerreros y guerreras que batalláis en la mayor liza que los tiempos vieron ni verán. Y anhelo vengáis revestidos con las galas que os distingan como Campeones de las Españas, porque veo que por pociones, armaduras y otros arreos y aderezos no ha de quedar, ni tampoco por ganas, ni moral, ni por afán de lucha. Soñar no cuesta dineros.

Mendizale Mendizale el Miér Abr 15, 2009 Mis buenos camaradas:

No sólo de pan y vino, y algunas otras viandas, vive el hombre, que también es menester llenar, aparte de la andorga, algún otro bandullo que, a fuer de sincero, no sé dónde se hospeda, (pero de seguro que no estará avecindado en la panza), con esos otros nutrimentos que nos colman de contento, o pasmo, o admiración, o arrobamiento, u ¡orgullo!...
Y no es para menos, pues la nuestra tropa, que aunque las más de las veces sea alborotada y levantisca caterva, en otras es rigurosa y ordenada y disciplinada, tanto como la que más, y por ello habemos en Super-Amparo a una ¡campeona de España!, y un campeón de la Valenciana Comunidad en maese Mochilero, no yéndole los demás caballeros a la zaga, que sobradas muestras de su valía y coraje ya han dado en diferentes justas y torneos.
¿Os parece poco, maese Feralcid?. ¿Flojitos?.

Y maguer nuestros años, como diz maese PR de Valencia del Cid y del Miño, que no son pocos, “els abuelins” aún somos tan capaces y tan diestros en este negocio, que mejor será no rebajar ni amenguar los nuestros merecimientos.
Mas, desviado que heme, del mi primer propósito e intención, a él vuelvo, pues la mía voluntad era, y es, dar el parabién a doña Amparo: enhorabuena campeona. Dióle lustre y esplendor
La campeona de España
Al aurinegro color
Que atizando justa caña
Supo salvar el honor
Pues, dándose buena maña
Con su instinto orientador
Holló la fiera montaña
Manejando con rigor
Y con astucia tamaña
Mapa, brújula y valor
Para encontrar la artimaña.
¡Ah!, quién fuera trovador
Para cantar tal hazaña
Pues este leal servidor
Con el canto no se apaña.
Mendizale. Mendizale el Lun Abr 27, 2009 Mis buenos camarad@s:

Albricias sean dadas, que una vez más, con polvo, y sudor, y hierro, la cuadrilla aurinegra ha salido triunfadora en otra gran prueba contra muchas grandes compañías de varones muy fieros y espantables, y también muy esforzadas y temibles hembras, diestros todos en cuantas maldades hay, y capaces de intimidar y encoger y quebrantar el ánimo y poner miedo aun en el mismísimo diablo; mas, como mayor es la vergüenza de quedar por cobardes y menguados que la pena cumpliendo como esforzados lo que nos prometimos antes de la refriega, en aprestando nuestras mejores galas y armas, acometimos con tenacidad y energía. Y, al grito de “sus y a ellos”, promovimos tal escándalo y riña, que no dejamos títere sin cabeza. Era cosa de asombro ver a mi compadre PR repartiendo mandobles a diestro y siniestro; y a maese Mochilero poner en práctica su habilidad con agilidad y desenvoltura, hasta que... ¡maldita sea!, en una proterva y endemoniada emboscada del enemigo rompió su flamante espada y quedó a la merced y al socorro que sólo su talento y crecida experiencia pudo prestarle. Con harto duelo y pena quedé, cuitado de mí, al no poder asistir con mi brazo y escudar al mi maestro en tal trance.
Y maguer mis limitaciones, pues a los viejos nunca nos fenecen necesidades, y en viendo que todos mis compañeros pechaban con la su parte, arrecié en la embestida, galopé como antes nunca lo hiciera, y fui avasallando y aniquilando a mi paso, con furia visigoda, una tras otra las asechanzas que al paso me surgieron. Tanto fue el sacrificio y devoción que puse en obra, que ello hizo, inmérito de mí, tal merced como la de acompañar a mi compadre PR, rotundo vencedor, en el podio reservado a los veteranos campeones.
Y no fueron a la zaga mis camaradas, antes bien, brillaron y deslumbraron por su bizarría, arrojo y bravura probada en la pelea, que era maravilla de ver cómo se sobreponían a las duras laderas y cuestas de la villa, desbaratando mientras, las trampas que les puso el enemigo, alzándose, ellos o sus comisionados, también a los pódiums a éstos reservados. Y allí, al son de clarines y timbales, se aclamaron los nombres de Milvaques, padre e hijo, que ambos dos alcanzaron laureles; y los nuestros Carlos y Laura, que dejaron constancia de su casta como corresponde a su linaje, y los de maese PR y Mendizale, servidor vuestro. Y allí también flameó, una vez más, mecida por el viento y escoltada por la orgullosa tropa, nuestra aurinegra bandera. Allí, el pintor, dejó constancia del histórico día con sus, siempre, acertados retratos.
Luego de este protocolario acto, cuando la noche ya era caída, la regidora de Benilloba, una donosa y gentil mujer, nos hizo ofrecimiento y obsequio de una mesa colmada de bandejas con cuantiosas y apetitosas viandas y deliciosos bebedizos con los que la tropa puso remedio a su gana y sació su gazuza hasta quedar ahítos. Proceder éste, que ensalzamos y que debiera ser regla y ejemplo a tomar por los regidores de otras villas y ciudades cuando sus cabildos disponen las justas y torneos en las sus jurisdicciones.

PS/
Maese Mochilero, mi buen mentor en estas lides, me complace oíros decir en vuestra misiva, haciendo uso de vuestro fino humor, eso del curso de pitidos y luces rojas, aunque no esté exento vuestro escrito de cierta, pero inmerecida, sanción. No penéis, ni hagáis penitencia por ello, que ni vuestra fama ni vuestro valor menguará ni, siquiera, un ápice. Recluiros, si ello os place, en ese monasterio del Sto. Espíritu que decís, mas que sea para holgar y descansar y reponer fuerzas del cuerpo y sosiego de espíritu, que falta os hace, y que mi menda con mucho contento, si no os incomoda, os acompañará, pues también he falta de holganza y vacación de músculo y alma, que ya no está el primero para muchos trotes, pues como dijo Quevedo, yo también digo: ¡Cómo de entre mis manos te resbalas!
¡oh, cómo te deslizas, edad mía!

PS/
Y vos, mi señor don Carlos, no se pase vuesa merced y no calentéis el caldo, atrevido, y aprended a respetar las canas, que ya sabemos que la sangre nueva, como la vuestra, de poco calor ha menester para hervir, mas la sangre vieja ha de mucha calor por fuera..., y por dentro. Y sabed que viejos somos, mas no caducos, y de nosotros se puede decir...; mejor que sea, de nuevo, Quevedo el que lo diga: Nadie contaba cuánta edad había
sino de qué prodigiosa manera
lograba sin afán la valentía.

Aunque eso de lo de monaguillo hame gustado, y mirándolo bien..., condiciones para el cargo tiene..., y donosura y garbo para llevar la sotanilla aun le sobra, aunque harto habría de porfiar con el latín:study: , que
si labia no le falta, la lengua madre requiere aburrir e importunar las neuronas, y los maestros de latín son dados a propinar “fraternos” pescozones a los que vagan y se pierden entre la maraña de las declinaciones, cosa asaz difícil y donde no hay norte, ni sur, ni artificio del cual lucrarse. Mas si la vocación le cumple, San Pedro se la bendiga, que no seré yo quien se la estorbe. Y mirándolo bien, hasta tendríamos excusa y descargo para asistir a la misa de los domingos y fiestas de guardar.

Vuestro Mendizale. descomunal y sangrienta batalla, sino de la emoción que en leyendo vuestras misivas me sobrevino, y del estorbo que púsome en los mis ojos algún lagrimón.
Con amigos como vuesas mercedes sé que no hay, ni aun habrá, enemigo al que no se pueda vencer, mas esta sin par y desigual guerra, en la que he habido menester socorrerme de todo mi coraje, sabéis que he de librarla sólo. Larga ha sido, y aún otras batallas faltan, mas, en su devenir, aprendido-he que sufrirse el dolor y las penalidades es el segundo valor de los hombres, pues en la guerra más sirve la paciencia y la perseverancia que las manos.
Pude escabullirme, en asechanzas pasadas y siempre atraído por los halagos y ronces de bellas hechiceras de batas blancas, sin grandes descalabros de todos los hurgamientos en las mis entrañas y sangrías y otros daños que hacíanme de continuo, pues en habiendo descansado algún tiempo, volvían a la batalla como si de nuevo la empezaran y siempre con mayor brío y enojo de no poderme vencer. Mas, ahora, no pude resistir la furia de los de las túnicas verdes, pues eran muchos, y juntos, y muy concertados y aventajados en el arte de acuchillar y desmembrar, y que valiéndose de bebedizos y otras demoníacas artes, diéronme por la parte más vecina; y en viendo que ya estaba bien servido de muy malas heridas, dejáronme allí desparramado y sin sentido y mirando al norte. Mas uno de entre esa enmascarada y malvada gente, al verme tan malparado y como muerto, y tan desasistido, movióse a compasión e hízome la caridad de lavar y coser las mis heridas, y poner en ellas algún emplasto o cataplasma que las curasen y vendas para las proteger. Y aún hizo más este buen samaritano, pues luego buscó y entregó aquel mío desvalido cuerpo a mi dama y señora, quien ahora me cuida con regalo y mimo. Bien haya quien bien me hizo.
Hoy, desde mi lecho oigo los trinos de los pajarillos que juegan entre los árboles del jardín y, siguiendo sus vuelos entre las ramas que mece el viento, me recreo con la libertad que ellos gozan pues sé que pronto, a pesar de la sonda que ahora me estorba e impide, pronto, yo también, ayudado por alas de aurinegras plumas, alzaré vigoroso y tenaz vuelo; porque, mis buenos amigos, con el aliento de vuestras palabras hame llegado también esa brisa que me ayudará a volar, aunque no tan alto como vuelan vuesas mercedes. ¡Ah!, y vayan vuesas señorías haciendo sitio en el bandujo que, a la cuchipanda y al vino, convido yo.

Dios os guarde, amigos; y os libre de semejantes enemigos.
Mendizale el Dom Mayo 31, 2009 Sean con bien vuesas mercedes, mis buenos camaradas; y recibid mis parabienes y mi gratitud, que muy mucho os los merecéis, pues bástame apreciar el esmero y prolija cautela y celo con que os aparejáis para entrar en acción, que muestra de lo fino que hiláis la estrategia es ver cómo, en llegando el día de ponerlo en práctica, os valéis de vuestra industria y con cuánto fervor y diligencia os aplicáis a la tarea. Sois, en todo lo que os veo obrar, tan esforzados y puestos en la acción, como en compartir los honores ganados con vuestros camaradas, y dedicarles los vuestros logros y merecidos triunfos. Mucho me honráis por ello, y mucho me honro y os agradezco en teneros como amigos, que no será menor la voluntad que yo os tenga, que ya se ofrecerá tiempo y ocasión en que podré gratificar la buena acogida y el regalo y amistad que me hacéis.
Perdonad mi silencio de días pasados, que no quise afligiros con mis cuitas y poner con ellas embarazo ni pesar en vuestros preparativos y campañas después de aquella felicísima jornada gastada en vuestra compañía, allá en La Vallesa, y en aquel mesón durante el yantar y sobremesa que después vino, pues el mi gastado cuerpo, aún no repuesto, se rindió al cansancio y a la fiebre y se amenguó la mi entereza y el mi ánimo se apocó y se puso en cobro dello; y así, hogaño, con aquel género de prudencia nacida de los yerros pasados, me esfuerzo en enmendar mi natural propensión al exceso y desproporcionado gasto de energía y me aplico en considerar los consejos médicos de procurar no hacer esfuerzos ni fatigarme.
Y, como mi retraído ánimo se ha recobrado, miro y remiro una y otra vez, los retratos que de vuestras andanzas me llegan; y vuestro sano regocijo me llena de alegría; y vuestros triunfos me contentan; y vuestras misivas en el foro me estimulan. Si la mejoría sigue, medrará mi ánimo y, con ello, la curiosidad e interés por vuestros lances y vuestras aventuras, que prometo seguir paso a paso y que uno a uno iré contando y midiendo como si fuesen los míos propios.
¡Qué año!. No alcanzo a recordar ningún otro en que los triunfos y logros de nuestra aguerrida tropa hayan sido tantos y de tanta calidad. ¡Y no ha acabado el año!
Maese Mochilero, cuidaos mucho, y vos mi compadre PR también, que ambos dos seréis los dos tentemozos en que se apoyarán las mis abiertas carnes cuando vuelva a la brega luciendo en mi cabeza, ahora además, el amarillo pañolón con nuestro querido “pato” bordado en negro por blancas manos (habéis dado, magnífico don Carlos, las gracias a vuestra madre).
¿Qué le acaece a nuestra Super-Reina?. ¿Tan machucada está?. O acaso es, por ventura, otra la razón que calla.

Carpe diem.


Mendizale el Jue Jun 18, 2009 Hola, amigos todos:
Maese Mochilero, mi buen compadre PR del Cid y del Miño, y vos señor Don Carlos, y también, por descontado, nuestras lady Laura y SuperReina. Con bien estéis, y por largo y venturoso tiempo.

Hoy mi corazón estalla de contento, y maguer mis intentos de lo sujetar, y contener, y ponerlo a recaudo, la sangre corre y brinca por mis venas desaforadamente, a rienda suelta, incitando al mi cuerpo a lo que todavía no puede ni debe darse.
Hoy veo el universo mundo desde el lado de estribor y con otros ojos; y otros son también los corolarios que mi juicio alcanza y discierne. Hoy, la suave aura que entra por mi ventana llena mis pulmones de un aire aún no usado, prístino, como debía ser aquél aire que, cuando la Creación, puso Dios en el Paraíso, y me trae los murmullos y rumores de unos manaderos de agua que hay abajo, en el sombroso jardín, que si ayer me importunaban al igual que me cansaban y enojaban los alegres trinos de las avecillas, hoy son música que me entretiene y consuela, pues hoy, por fin, albricias sean dadas, me he alzado con la victoria sobre ese mal enemigo, un landre que me ha dado cruel guerra, larga de cuatro años ya, con desiguales y cruentos e inciertos combates, y dejándome la vientre y sus naturales vecindades cuajadas de mataduras mal cosidas. Y, a más dello, el cansancio, ese molimiento que se apodera de la voluntad y a la que hurta y saquea de su entereza, dejándola sumida en esa abrumadora lasitud y flojedad...
Mas así es la vida de los humanos hombres desde la primera edad hasta que las canas coronan nuestras testas, que ya el divino Petrarca decía que la natura, madre de todo, no engendró ninguna cosa sin lucha ni ofensión.
Hoy, así me lo han confirmado, frescas aún las heridas de la última batalla, mi feroz enemigo, ese descomunal Ogro llamado Cáncer, se ha dado por vencido y abandona el campo y la pelea. Quedan sus secuaces, unos agresivos Orcos llamados Secuelas que no se resignan y me hacen duelo y otras injurias, tantas, que no hago otra petición sino pedir al Cielo me saque de en medio dellos. Mas, aún estando muy tullido de tan cruel y larga pelea, el deseo de la honra, que en los varones animosos puede mucho, me dará vigor y ánimo para sufrir y llevar tanto trabajo; y como sería muy mal hecho y gran desatino dejarse llevar por alguna clase de vehemencia, sabré templar la diligencia con el sosiego, y obrar como convenga, sin detenerme, mas sin apresurarme, pues nunca las prisas fueron buenas consejeras, ni discurrieron buen negocio. Y cuando llegue el tiempo, me calaré el chapeo, requeriré la espada y, con el corazón resuelto, me pondré a vuestro servicio y guarda.

Ahora, que el nublado del espíritu se ha desvanecido, he comenzado a leer -y no sabéis con cuanto deleite y regalo lo hago- lo que publicáis en las diversas gacetas del foro, mas... hay tanto que leer; y sois tan rápidos; y os movéis tanto de un lado a otro, o eso me parece, que no alcanzo a rumiarlo todo de una vez. Mas..., ¡pone en mí un antojo y una gana!... ¡Y una envidia por perderme tantas cosas!. Mas las muestras de apoyo y afecto que de vuesas mercedes hanme llegado, fueron bálsamo que ha venido aliviando la soledad de mi pelea. Y puedo jurar, y júroos que con los relatos de vuesas mercedes he campeado esos montes y he compartido vuestros afanes y sudores, y, luego, con vuesas mercedes heme alegrado de vuestros triunfos.
¡Ah, cómo echo de menos ese batallar en el monte!, y esas ansias de superación, y esas proclamas llamando a la acción en sana porfía, y el contento y gentil disposición con que se recogen los honores alcanzados, y esas festivas cuchipandas en benéfica y alegre camaradería, y...
Me desquitaré, ¡vaya, si me desquitaré, vive Dios!. Mas ya vendrá tiempo y ocasión en que mi menda pueda medrar a modo so el amparo y valimiento de vuesas mercedes.
Mendizale

PS./
Mi buen maestro Mochilero, deseo y espero estar en todos esos lances que me decís, cuando, inexorablemente, el severo y riguroso estío se rinda al amable otoño. Confío en no defraudaros. Pero antes nos veremos. Un fuerte abrazo.

P.S./
Señor D. Carlos, las algo escasas ya, y albas hebras que, terca, tozudamente, se aferran a la mi calavera como acostumbran a hacer las lapas a los guijos y escollos de los bajíos y rompientes, pusiéronseme como escarpias cuando mis ojos se posaron en esos maravillosos cuadros que os pintaron en el Pericondrio del Tragal. Hace falta cuajo para enfrentarse a semejante enemigo, que otros, aun tan valerosos como vos, mas no tan bragados y resueltos habríanse quedado petrificados de terror, y echado a rilar con solo ver tan colosal enemigo. Ya sé que lleváis a un buen maestro al lado, mas tened cuidado, amigo mío, que con tales escollos toda prudencia y miramiento es poco.
Enhorabuena. Ya sólo fáltaos volar.
Con mi admiración.

P.S.
Y a vuesa merced, mi buen compadre PR, ¿qué os diré que no semeje sermón o regaño?, pues bien es que busquéis nuevos brebajes y pócimas milagrosas con que ahorrar nuestras ya tasadas fuerzas en las justas y torneos a los que comparecemos, que bueno es, y aun justo y procedente, que según se diz en el amor y en la guerra todo está permitido; mas otra cosa es hacer reclamo y difusión pública dello, sin reserva ni recato, y, a más, en compañía de casi toda la orientadora tropa. Ya sólo falta que dieseis la magistral fórmula del bebedizo o apellidar a gritos el nombre del vuestro proveedor. ¿Queréis acaso que el enemigo caiga en ello y nos arrebate el primigenio y exclusivo goce de tan singular pócima y remedio?. ¿O, tal vez es que perseguís mortificarme y afligirme por perder tal coyuntura?. Así se conciten contra vos todos los demonios del averno y os importunen en vuestros sueños por la noche, y que en viéndome gozar de frescos caldos, a vos, os dieran a trincar las tales pócimas, mas... calentitas, por pícaro.
Un fuerte abrazo, compadre.


PS./
Y a vos, Reina nuestra, ¿qué deciros?. Asombrado estoy, que además de reinar sobre todas las Damas y una caterva de excéntricos y excesivos, todos locos de atar, nos habéis salido con el don de las castálidas musas. ¿No me digáis que también sabéis tañer el laúd?. Sólo gracias, Reina.
dizale el Lun Jul 13, 2009 Carlos amigos:
Perdiéndome estoy, (lo diré en forma de metáfora) por mor de de mi forzada carestía, osados y bizarros lances, arrojadas salidas y escaramuzas, y desusadas y tenebrosas porfías nocturnas, como la postrera dellas. ¿Qué os parece andar a la greña en horas tales y que, en vez de daros al descanso, os afanéis en no dejar títere con cabeza?. ¿No piensan vuesas mercedes, todo sea con perdón, que ya es mucho pajarear por este año y que conviene irse dando al descanso en vez de importunar lechuzas y acobardar las pacíficas criaturas del bosque, que, a buen seguro jamás antes habrán visto hollar su suelo por gente de tal índole?. Me las figuro, a las tales criaturas digo, quedarse bobamente, como pajaritos aturdidos,
jurando al roto silencio de las oscuras tinieblas de la noche, al ver aparecer, tras un siniestro toque de retreta, semejante cortejo de entorchados caballeros, desfilando resueltos y veloces, como almas en pena, buscando entre la maleza presas a las que ensartar con su hiriente pinza.

Mas, a decir verdad, tentado estuve de dejarme llevar por ese pendenciero instinto que todos nosotros habemos y allegarme a vuesas mercedes, mas reparé, menguado de mí, que, (lo diré con otra metáfora) hogaño, por no haber buen corcel habría de ir a batallar en jumento de albarda. Así pues, rendí alma y cuerpo a la flaqueza, y dadas esas horas de la noche en que vuesas mercedes alanceaban marcas y balizas, mi cuerpo y mi espíritu ya habíanse, ha largo rato, agradecido al sueño.

Carpe item noctem; gaudeamur.

Vuestro, Mendizale

P.S./ Contadme cosas. Mendizale el Miér Jul 22, 2009 VICTOR, VICTOR!

Decís bien mi buen compadre PR, la Leyenda Aurinegra existe; mi menda ya cree en ella. Esta última gesta acredita mi fe.

En los anteriores días estuve al tanto, y pude comprobar cómo os apercibíais, y cómo os ofrecíais por vuestras personas los unos a los otros para ir a esta batalla. Y he leído las crónicas por vuesas mercedes dictadas, y hasta, merced a esos espejos mágicos de los hechiceros, visto y oído; y quédeme, al ver la áspera y quebrada naturaleza de la comarca, así como si me hubiese dado un aire, con la boca abierta, viendo como salvabais esas trancas y barrancas y esas asperezas y fragosidades. Los mis dientes son ahora dos palmos más largos. Tan hinchado de contento estoy, que ando con la camisa sin poder abotonarla.
¡Qué gente!. ¡Qué resolución!. Razones y retórica, como buen testigo de vista, no me faltarían para referir y dar noticia de tanta proeza y heroísmo como ví y entendí, más fuera menester, para glosarlo, de otra pluma y otra oratoria que no la mía, por ser yo parte interesada y emocionada. Toda admiración quédase corta. ¡Qué gesta!. Dos días y una noche en esos pavorosos e imponentes montes, con la impedimenta a cuestas y a pie, vivaqueando al raso, y expuestos a los mil peligros y necesidades y al mucho azar que en tal oficio nos suele acontecer, dice mucho de la raza y calidad de las vuestras personas.

¿Os daba el tufillo de que ibais a pillar, eh, compadre?. ¡Ah bribón, pues no iba a ser así!, pues bien sé que, maguer sois gente de buena maña y no precisáis de sufragios ajenos para aventajar y rendir al más montaraz enemigo, las vuestras pócimas y bebedizos y los vuestros filtros y elixires veo que dan buenos saldos. Mas, siendo, como sois vos, un reputado alquimista de notoria fama en el arte de imaginar y obtener, amén de brebajes, otros potingues y mixturas, ¿por qué no aguzáis el ingenio para discurrir y fabricar algún bálsamo, ungüento o emplasto que sea remedio de cuanto descalabro, deterioro o merma acaezca en nuestros naturales cuerpos?, pues sabedor sois de los muchos quebrantos que, en ocasiones pasadas, hemos sufrido, y, en la presente, ya veis cómo nuestra Reina hubo necesidad de ser socorrida por los fuerte brazos y piernas de lady Laura, la cual tanta diligencia y solicitud puso en remediarla que, gracias a su auxilio, pudieron alzarse con la ganancia, y ya veis que el pago ha sido tan provechoso cual merece su arrojada y fiera voluntad. Pido vivamente que nuestra Reina esté recuperada para la cruzada de Palencia.
Lástima que el caballero don Carlos y su compañero no pudiesen, a pesar de la audacia y denodado esfuerzo, concluir el raid a tiempo, mas vaya para vusías también los más devotos cumplidos y parabienes, pues no ha sido cosa nimia ni baladí lo que habéis conseguido, porque, aun no siendo vencedores, habéis sabido tener respeto y agradecimiento por los beneficios que la ocasión os ha deparado.
Brindo por todos, y por todos me regocijo.

Y ahora toca a los capitanes y mandamases de esta montaraz tropa hacer que se publiquen estas gestas con mayor solemnidad y pompa, y manden que se celebren fiestas con el boato y munición que se precise. Y si así no se hiciere, caigáis en pena y escarmiento, por menguados.

Vuestro siempre, Mendizale. Mendizale el Mar Jul 28, 2009 ¡Ah, menguados, que ni siquiera el sagrado mes de agosto respetáis!, pues tras una dura campaña invernal, y otra primaveral no menos excesiva, aunque ambas dos, cuajadas de triunfos y laureles, en vez de daros al descanso y dar tregua y reposo a vuestros malparados cuerpos y vacación al espíritu en despreocupada holganza junto al botijo y la bota, os enzarzáis en un vertiginoso ir y venir de acá para acullá, dando de moquetes a todo aquél que osa ponerse por delante.

Me pregunto de qué pasta sois hechos. Mas, cuando en el vendimiario mes, nos veamos, supongo me haréis la caridad de alcanzarme alguna de esas pócimas o cocimientos que prepara maese PR, mi compadre, que yo me malicio que en echándome al coleto unos cuantos sorbos, seguro que en no más de dos credos me repongo y, después de dejar hamaca, botijo y bota, me daré, como el que más, a ganar honra y títulos, que no otra cosa ganamos, amén de heridas y sed y trabajos, pues las más de las veces terminamos descalabrados y desnudos de carnes. Así pues, o me dais el secreto de tanto batallar sin descanso ni merma en vuestra naturaleza, o armo una pelotera de mucho cuidado, una marimorena tal, que se hablará de ella más que de las púnicas guerras, amén de darme al bando y proclama de vuestras artes y mañas.

Compadre, ¿qué os ha pasado?, ¿qué es eso de que habéis tenido negocios con los de las batas verdes?. Mirad que con esa gente no pueden llevarse tratos sin salir malparado y en angarillas, esa especie de parihuelas con ruedas. Vade retro.

Yo no estoy para estos trotes con los que estos maravillosos locos que tenemos por compañeros se regalan, mi señor compadre, pues estas calores me derriten la calavera y me privan la mollera de juicio, y me dejan desmayado el cuerpo y el ánimo aletargado, hábil sólo para dejarme caer en la hamaca, con la bota al lado, y hacer una siesta larga, muy larga, hasta que los vapores que nublan mi mente se aclaran con la nocturna brisa y el cuerpo, libre de su embotamiento, recobra su natural soltura. Mas eso sí, lo de la jarana a la que convocáis pláceme en inversa proporción a mi física desgana y la aplaudo y, si a bien lo tenéis y me admitís el atrevimiento, os hago el pregón y convocatoria de las celebraciones, pues, en estas lasitudes y modorras de mis siestas, suélenme visitar las musas, dibujando extrañas danzas mientras flotan a mi alrededor y, descaradas, se me acercan y soplan al oído rimas alusivas a lo que, en semejante trance, mi desvaríada mente se abandona.
En esta ocasión, acompañándose de suave música de las cítaras, oí que cantaban: JARANA
(Carpe Diem)

Quien ansíe jarana:
Con vino y cesta
De abundante papeo
Venga a la fiesta
Fiesta y rico papeo
Vino y jarana
¡Disfrutemos el día!
¡Muera el mañana!
Fiesta y rico papeo
Jarana y vino
¡Disfrutemos el día!
¡Venid amigos!

Cada cual traiga bota
Chorizo y pan
Que entre risas y bromas
Pesares se van
Con las risas y bromas
Chorizo y pan
¡Disfrutemos el día!
Que el tiempo se va

Cada cual con su bota
Todas con vino
Empinándola en alto
Beben sin tino
Embutido y buen tinto
Jarana y bota
Todos juntos y en corro
Bailan la jota
Embutido y buen tinto
Bota y jarana
Todos juntos y en corro
Bailan con gana
Mendizale
Mis buenos compañeros:

Con salud y ganas veo se hallan vuesas mercedes; y sin quebrantos; que ya es bastante, pues, como soldados de fortuna, milagro es no hayais salido con algún descalabro o merma de la dura refriega que os ha dado el picu Urriellu, y al que, merced a vuestro atrevimiento y arrojo lo rendisteis a los vuestros pies, pues no sólo con él, sino que allá os lo habéis tenido que ver con vuesas mercedes mismas, y ganado por ello gran honra y mérito. ¡Hurra, campeones!.
Mientras que lady Laura, don Carlos, nuestra Reina y maese Mochilero, si no me hallo mal informado, (¡qué derroche de fuerza y de voluntad¡, mas así se forjan las leyendas), van a probar fortuna al torneo que en la palentina villa de Aguilar de Campóo se pregonan, vos, maese PR del Cid y del Miño, y ahora también del Picu, y mi menda, nos daremos al noble oficio de vagar carne y espíritu, cediendo a la holganza que ambas cosas nos reclaman, si bien en mi caso es obligatorio corolario. Recobrad fuerzas, mi buen compadre, que de ellas habréis, y habré yo, menester en adelante, y pensad que cumple avivemos el ojo por ver cómo nos sepamos valer mejor. Y si así no lo hiciéredes, que yo, en este negocio, vengo obrando como conviene, caigáis vos en pena de menguado. Así pues, acomodad lecho, prevenid botijo, no desamparéis la bota de buen caldo y, si a mano viene, abusad, pues como en ello no hay regla ni mandamiento, tampoco hay culpa ni pecado, antes bien, ella cosa nos abre anticipadamente las puertas del cielo.

Yo vengo de dar fin y cumplimiento a una temporada vivida en una posada situada entre bosques, en la vertiente noroeste del macizo de Penyagolosa, donde me llevaron mis gentes, casi a la fuerza, con la excusa y motivo de cambiar de aires y, así, a un tiempo, tratar de reanimar esa mi desmedida murria y, de paso, vigorizar el mi cuerpo para hurtarlo de su general decaimiento. Y para allá que llevéme hamaca, botijo y bota, pues soy del parecer que la comida ha de ser reposada, y nada hay mejor que estos tres avíos para dejar cuerpo y mente aliviados de sus cuitas y trabajos pasados. Allí todo era silencio y todo quietud, rotos sólo por el azaroso cantar de las chicharras o el ocasional ulular del viento en las ramas de los árboles. ¡Ah, qué amaneceres!. Desde la ventana de mi alcoba veía cómo se venía el día alumbrando tímidamente los bosques y cómo el tibio sol mañanero ayudaba a desvanecer esas perezosas neblinas que enturbian valles y vaguadas. Pluguiera el cielo que cómo se van éstas, así de presurosas, fuéranse los alifafes y muermos que nos abruman e inquietan.
Mis jornadas estaban regladas: paseo matutino por el bosque, en compañía de mi señora y ama, sin hacer alardes, con medidos pasos; baño reparador en las frías aguas; comida y siesta; y nueva salida al bosque, donde, si en derredor no había piedra grande o tocón donde aposentarnos, tomábamos el suelo por mejor asiento y echábamos unas horas dedicados a la lectura, hasta que las sombras le ganaban la mano al día y, vencido éste, muy de quedo y parsimoniosamente, regresábamos para, al toque de cencerro con que se anunciaban las comidas, acudir a la cena. Y, cómo no, pues así lo diz el refrán: ... y la cena paseada. La menguada luz de las estrellas y la cruda luz de la luna eran los últimos testigos de aquellas jornadas de placeres sencillos y plácidas y amenas alegrías. Allí dejé cuitas y zozobras, y he vuelto, sí, con mejor color, más ánimo, algunas certidumbres, mucha esperanza y, mayormente, fe en el mañana.

Aprovecho para daros ánimo, a vos compadre, que futuro habemos, pues los hados nos traerán ventura: es nuestro año. Y a todos los demás os deseo la mejor de las suertes. Mendizale el Dom Ago 30, 2009 Carlos el Vie Ago 21, 2009 7:14 pm
Hoy 21 de Agosto era la final de relevos del Campeonato del mundo de orientacion que se disputa en Hungria.
Y ha ocurrido algo increible. Algo digno de comentar y de admirar.
Era la tercera vuelta de los relevos (la última) y los franceses con Thierry G., checos, suecos y noruegos iban a la cabeza. De repente, el sueco se ha clavado un trozo de rama en su pierna (de 12 cm de largo y 2 cm de diametro). Cuando han pasado sus compañeros al lado, han parado y al ver la situación, lo han socorrido y uno de ellos se ha ido corriendo a la meta a pedir ayuda.
Los suizos (que no sabían nada del asunto) terminaron la carrera en primer lugar, pero al enterarse de la noticia, quieren renunciar al oro.

Este es uno de los motivos por los que me encanta este deporte !!!!!!!!!
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MAS DATOS DE LO OCURRIDO
Comentan que Martin Johansson (el herido) iba primero cuando tuvo el accidente y que estaba llorando de dolor. Cuando Thierry , nordbers y Smola pararon, le preguntaron que pasaba y Martin llegó a decirles que se fueran a terminar el recorrido. Pero al fijarse en la herida tan profunda que tenía en la pierna (12 centimetros) , se quedaron 2 con él y el otro corredor se marchó hacia la meta a pedir ayuda.
Thierry llegó a comentar despues de todo lo ocurrido, que si lloraba Martin de dolor, algo grave pasaba, pues dice que es un chico muy duro y no se queja por tonterías.
Thierry no dudó ni un momento en coger su camiseta y hacerle un torniquete, pues estaba sangrando muchísimo (tenía los latidos a mil por_ , y la sangre le salía a borbotones).
Entre thierry y su compañero, bajaron como pudieron a Martin a un camino cercano. Al rato llegaron las asistencias y pudieron llevárselo al hospital.
Tambien comentan que la gente que estaba siguiendo la carrera por gps, se quedaron extrañados al ver que los lideres de la carrera no avanzaban. Se habrá perdido la conexión? estará fallando el gps? Al averiguar lo que había pasado, la duda quedó resuelta.

Mi buen caballero don Carlos:
¡Qué dedicación la vuestra; qué bríos; cuánta aplicación!. Sois en todo lugar y en todo tiempo juntamente. Habéis los recursos de un dios, o, al menos, los talentos y el ingenio de aquellos héroes que diz iban antaño por la Tierra instruyendo y adoctrinando a los mortales hombres, pues sólo hay que leer vuestros recados y misivas en las distintas gacetas de nuestro foro, en la cual obligación me dan las uvas, pues hogaño ando remolón, perezoso, como carreta de bueyes; y flojo, sin jijas, que, hasta por ahorrarlas, excuso llevar la bota o el botijo en alto, no sea cosa que me descuaderne y desbarate. Y, hasta en el mascar, más semejo ruín caroncho de la madera que rudo y hambriento montaraz. Mas, esta holgazanería, fruto de la pereza y abandono ocasionados por el bochorno estival, prometo remediarla en cuanto las calores háyanse ido y sea dado el fin de la abrumadora y enojosa canícula que tanto me agobia, cosa que ocurrirá dentro de unos días, en la vecindad del próximo plenilunio. Entonces, y con mis limitaciones, volveré a campear.

Heme emocionado con la crónica de esos decididos y resueltos caballeros que, en viendo a un adversario malherido, no vacilaron en acudir en su amparo y guarda, procurándole ayuda y favor, y asistiéndole hasta que hubo el cuidado médico oportuno. Plega el cielo sea recompensada su caridad; y a vos, el obsequio de dárnosla a conocer.
Hasta pronto, y cuidaos de no contagiaros de esa nueva y forastera influenza, y que, al decir de los doctores, ese maleto o morbo que en estos tiempo se abate sobre la humana gente, no es inquietante, más sí fastidiosa.

Mendizale el Vie Sep 25, 2009 A todos los camaradas aurinegros que van a Cofrentes:
Sois una realidad. Vuestro crédito es vuestra fe, y ella nuestra esperanza. Que os sea leve la pinza.
¡Aurineeeegrooososss.... Cerrad filas!. ¡Sus y a ellos!.
Un fuerte abrazo.

Reina, requiera su augusta persona del Intendente Mayor la compostura de la silla real, que no es cosa que vuestra regia persona vaya deslomando por esas trochas a nuestros mejores campeones.
A su servicio.
Mendizale Mendizale el Vie Sep 25, 2009 Con bien seáis compadre Pr:

Pasmado estoy, que, en dos días que falta uno, veo hay nueva leva de reclutas forasteros, y hasta otros que tocan a la puerta. En vez de Escuadra Aurinegra, vendremos a tener que apellidarnos legión Aurinegra. ¿Qué habéis hecho en este plazo?. ¿A tanto alcanza la nuestra fama?. ¿O es que se allegan por mor de disfrutar las provechosas pócimas y beneficiosos brebajes con que nos obsequiamos?. ¿O son acaso las sustanciosas y reparadoras cuchipandas; o la merecida fama de los saludables caldos con los que humedecemos el gañote al festejar el botín logrado?. Fuera lo que fuere, bienvenidos sean, pues ellos son necesario relevo; y, maguer somos hombres de mucho ánimo y bríos, hora va siendo que nuevos y jóvenes renuevos vengan a instruirse y ejercitarse en este oficio nuestro para que, cuando declinen nuestros días y mengüe nuestro provecho, sean dignos y proporcionados herederos de nuestras gestas, pues, ved mi compadre, que no habemos más caudal que estos ya viejos y gastados cascarones que, si cuando eran ricos en pujanza y viveza holgábamos de aventurar libremente en servicio de la nuestra empresa, hogaño habemos de defenderlo y no hacer desmedido gasto ni despilfarrar energía, que luego no habrá poción que nos remedie, ni cocimiento que nos valga.

Ved, compadre, con cuánta ansia instan y requieren de vos esos vuestros bebedizos, bálsamos y remedios y con cuánta diligencia advierten los recios quebrantos a que se verían expuestos. No les privéis dellos; mas todo filtro, potingue o mejunje dejadlo a cura de maese Mochilero que es varón, por su persona, de muy buen juicio y al que tengo por probo y ajustado, pues no es negocio este para dejar a la mira de mozos, que, según mi entender, no saben sujetarse a razón ni aun a tutela. Así que, como diz el refrán, “La abadesa más segura, la de edad madura”.
¡El vino no!; el vino lo podéis fiar a mi cuidado, pues antes rendiría yo la vida que dejar me lo sisen; y tan bien miraré por él que, en su guarda y defensa, pondré un más feroz encono que aquel dragón que se diz guardaba el vellocino de oro. Eso sí, a cambio de una equitativa maquila, que, maguer ésta fuese parva, para asistir a mi regalo con poco bastaríame.

Y ya sois sabedor, compadre, si os hace falta fuerte brazo, suelta espada, aquí somos muchos para detener cuánta horda de aparejados batas verdes osen ofenderos.

Seáis con bien. Mendizale el Mar Sep 29, 2009 10:22
Reina, requiera su augusta persona del Intendente Mayor la compostura de la silla real, que no es cosa que vuestra regia persona vaya deslomando por esas trochas a nuestros mejores campeones.
A vuestro servicio.
Mendizale

A todos los camaradas aurinegros que van a Cofrentes:
Sois una realidad. Vuestro crédito es vuestra fe, y ella nuestra esperanza. Que os sea leve la pinza.
¡Aurineeeegrooososss.... Cerrad filas!. ¡Sus y a ellos!.
Un fuerte abrazo. Mendizale el Mar Sep 29, 2009
Maeses Mochilero:
Así se hace, imponiendo los propios fueros y avasallando a estocadas a cuanta alevosa artimaña se os puso por delante. Menudo año lleváis, amigo. No atino a descubrir, por más que escarbo en los muchos escondrijos de la mía memoria, ningún otro año que haya sido, para vos, más generoso. Algunos dirían que la diosa Fortuna ha querido partir con vos de lo suyo, mas yo veo en ello la vuestra pericia y coraje.
Vayan por delante mis parabienes, mi buen maestro, que no es molleja de gallina huera vuestra hazaña; habéis arrasado, y eso merece, amén de que ya hayais sido recompensado con la corona de laurel allá en lo más alto del pódium, que vuestro triunfo sea celebrado y aplaudido, y que vuesa merced sea enaltecido como corresponde por vuestros camaradas, pues grande ha sido el provecho que ha salido de las vuestras manos y del vuestro coraje.

Mas lo cortés no quita lo valiente; pues, si digna cosa es que os honremos por ello y os hagamos buen tratamiento, también lo es que, sin querer congojaros ni importunaros, os hagamos reconvención y reparo, si es que sois reo del descuido y desatención e incuria en la que quedaron los nuestros camaradas por falta de provisiones de boca, que aún hoy andan quejosos, lamentándose nuestra Reina por no haber cuchipanda, ni las pócimas milagrosas de mi compadre Paquiño con las que remediar la gran secura de boca por tan larga sed pasada en la refriega. Tales han sido sus lamentos y vagidos, ved si no como se dolían nuestra reina y el caballero don Carlos, que hanme conmovido su orfandad y desamparo, tanto, que hube lástima dellos.
Más inconvenientes os diría que primaveras llevo a cuestas, si no fuere que el yerro esté en mi compadre, maese Pr del Cid y del Miño y del Picu, que acaso olvidóse dejar provisión de bebedizos, como así se lo aconsejé, y en vez de destilar un cangilón para remediar las vuestras flaquezas, hízolo meramente para su deleite y regalo, cosa que no le reprocharé que harto lo tiene merecido, y no uno, sino varios cangilones. Si así fuere, repartíos el sermón entrambos dos. Esta sospecha es la que hame quitado la pluma de la mano y no afrentaros en exceso, pues si no os hubiese dado la vuestra y la del vecino. Espero el descargo de quien corresponda.

¡Ay, maese Mochilero y mi buen compadre Pr!. Aunque ya lo diz el refrán: “Hablen cartas y callen barbas”, bien se ve que hoy estoy de mal genio y no hago más que rozongar de todo lo que hay en redor mío. Dejemos enojos, no hagáis pleito, que a ambos os tengo por varones biencriados, cumplidos y liberales, y, de seguro, mis cavilaciones y sospechas serán desvaríos sin asiento, tal vez causados por esta agua, que ayer cayóme en exceso sin prevenir el necesario resguardo para la mi cabeza, y calóme la humedad, pues ya ni el pelo me basta, como cuando era mozo.

Con todo, compadre Pr, cuando miro vuestra misiva, ¿qué leen los mis ya cansados ojos?. Por poco cáenseme las ineludibles antiparras de su natural asiento. Decís, “Estamos constipados”. ¿Es que no sabéis, impenitente burlón, que sus no es un apócope de ¡Jesús!, sino que es un apócope de suso, y que éste viene del latín sursum, que significa hacia lo alto?. Pues sí señor, y es, lo dicen los gramáticos, una interjección o exclamación que sirve para infundir repentino ánimo y excitar a las gentes para actuar, de forma súbita, con vehemencia y resolución.
Luego, a toro pasado, al releerlo, advierto en vuestro comentario un cierto tonillo y fehaciente sorna, ¡pícaro guasón, malandrín!. He caído en vuestra broma como un incauto pardillo.

Mañana, será otro día, y el agua seguirá hostigándonos. Mendizale el Miér Sep 30, 2009 Como ya estoy harto gastado de sestear, y antes que la necesidad de reposo y sujeción se me haga inmoderado vicio y se mengüen o caduquen mis facultades físicas, y, así como también van declinando los días, de igual forma veo disminuir y menguar mi provecho, he determinado huir presto dello y hacer todo lo que las mis fuerzas me ayuden.
Así pues, tenga a bien vuesa merced, don Carlos, o vos maese Mochilero, de hacer asiento o registro de la mi persona (pinza 244550) en la lista o censo de combatientes que se reclaman para la batalla de Liria, que, aun sea valiéndome de tentemozos u otros arrimos o ingenios, y con el favor y sufragio de las pócimas y elixires de mi compadre Pr, allí estaré, a pie firme, y, para no desmerecer, como todos mis camaradas, imperturbable y terrible, la espada afilada, la vista fiera y el ojo avizor.
¡Que el cielo asista a cuanto renegado ose cruzarse en el nuestro camino, que no se hurtará de nuestra furia!.

¡Mendizale al ataaaqueee!, ¡Sus y a ellos! Mendizale el Lun Oct 05, 2009 Camaradas míos:

¡Qué gran día!. Nunca jamás Correcaminos dispuso de una milicia tal, ni en número ni en el monto de los trofeos logrados por nuestra tropa. Fue una jornada rotunda: hasta nueve veces se vieron a los nuestros paladines subidos en lo más alto del podio. ¡Qué apoteosis!. ¡Y cómo lucíamos con nuestras vistosas y bruñidas armaduras y nuestros aguzados aceros!. Fue allá, en la ciudad de Lliria, en los aledaños de la ermita de St. Vicent, y ante incontables gentes venidas de los más remotos lugares del reino, en un inesperado y luminoso día de domingo, donde y cuando, los nuestros, al grito de “¡Tropa, sus y a ellos!”, arrasaron con cuanta artimaña, celada o trampa, les salió al paso, dejando a las contrarias huestes en franca derrota.

Hoy, aunque cansado, supliendo y poniéndoles remedio y alivio a los sudores, tajos y fatigas pasadas, con los brebajes y pócimas que mi compadre Pr destila y extracta, mi corazón rebosa contento por haber rematado, despacio, por andar aún pobre de medios, mas con toda intención y sin que me temblase el pulso, todo lo que el mi magnífico compadre dejó como excedente, para medro mío.

Y, ¿no es cosa grande que nuestro capitán, maese Mochilero, se encargase, como jurado y delegado de la Fedo nos coronase como campeones?.

¡La Leyenda Aurinegra continúa!.

Vuestro, Mendizale.
zale el Sáb Oct 31, 2009 Mis buenos y cordiales amigos:
De cuando en vez, en verano, y siempre que mi arrebatada mente se desboca y disparata, suelo acercarme a la fuente Castalia, y allí, junto al manadero del agua, mientras les rindo a los acuáticos entes el tributo de mi ardiente sed, espío la aparición de las musas, las que llaman castálidas, por ver que me sigan favoreciendo con esas acostumbradas visitas vespertinas suyas que me arrebatan y me inspiran, y rogarles también me releven del desmandado delirio que me insuflan, pues me trastorna, me urge y me desquicia.

Y así estaba mi menda, un día de éste verano, ensimismado, cabe la fresca fuente, rumiando la plática y razonamientos que hube, tiempo ha, con un amigo, deudo mío, cuando las musas me hurtaron de estas cavilaciones y me soplaron al oído los versos que, yuso, someto a vuestra lectura y juicio.
Mas, para que alcancéis su debido significado, os relataré las circunstancias y menudencias del caso.

<<>>.

Lean pues vuesas mercedes, los versos que allí, en la fuente compuse. Elegía al debilitado miembro de un amigo

SONETO

A ti, triste, fláccido carajo
Mustio despojo de la carne mía
Desmayado muñón de chicha fría
Otrora campeón de los badajos

Hoy no logras el nombre de colgajo
Perdido has tu antigua gallardía,
Aquel descaro, aquella lozanía,
Mudándote en ridículo pingajo

¿Quién así permutó tu galanura?
¿Quién mudó tu magnífica firmeza?
¡Malhaya tenga quien así procura!

Pues quebró tu magnífica dureza,
Selló tu perdición y mi amargura
Y al mi cuerpo dejó sin su riqueza

Mendizale


Con bien seais, Super y Reina:

¡Cómo sois, Señora!
Arrojada, resuelta, intrépida, y si a mano viene y se tercia hasta de temeraria os señalaría, pues... ¿no os basta reñir con los adversarios que en las justas y torneos os señalen, que además dello no se os ocurre nada mejor que tocar a rebato, y llamarnos a reñir en toda regla, ahí es nada, con el estamento militar al completo?. Y ello sin anticipada y formal declaración de guerra. Mirad, Señora, que las cosas de la guerra materia es cuyas formalidades son sagradas y amparadas por el derecho de gentes, y a todos nos obligan, y todos hemos de acatarlas como nobles caballeros que somos. Mas todo esto lleva tiempo, y según se diz, Zamora no se ganó en una hora; así pues, en venideras ocasiones, haced bandos a su modo y sazón, y juntando a vuestro séquito de letrados, redactad conforme a las pragmáticas vigentes la declaración por la que se mueven las hostilidades, proveed del obligado abasto y allí estaremos todos bajo el pendón aurinegro, dispuestos a batirnos, como soldados que hemos sido en los gloriosos tercios de S.M., con toda una legión.

Sabed, Señora, que no es cobardía ni flaqueza, que aun siendo nosotros viejos en años, somos mozos en bríos, y bravos como el que más, y habríamos de osar hacerles guerra y otras ofensas si no fuese que conocemos el paño de la tal gente y su natural índole y que ellos son muchos, que no se dan acabados, y, en cayendo sobre tan poca tropa como la nuestra, nos harían gran desacato y mengua en nuestras personas. Mirad, señora, que además, estaríamos faltos de los valiosos e indispensables mejunjes y brebajes de mi compadre PR, pues a pesar de la pronta voluntad y buen ánimo que para ello suele mostrar, no ha podido destilar aún por la escasez de tiempo. Por todo ello, considerando que las anteriores expuestas razones son muy bastantes, os ruego nos dispenséis de valeros en este aprieto.

Y os exhorto a que rehuséis los falsos brebajes, que amén de ser ilegítimos y corrompidos, pueden traer aparejados algunos sutiles encantamientos capaces de causar muy presto grandes calamidades; dejaos guiar por el vuestro ingenio, que éste, ayudado por vuestra industria, os sacará las castañas del fuego.
Mientras, nosotros, vuestros deudos, para mejor serviros en el porvenir, nos daremos con ahínco al estudio del “Stratagema” del célebre Frontino y del no menos famoso “De re militari” de Vegecio, libros muy autorizados y que encierran todos los saberes del arte de la guerra y de las máquinas, tácticas, maniobras y astucias que en ella han sido cumplidamente probadas.
Venid con bien.
A vuestro servicio y honra, Mendizale

Mendizale Hoy a las 6:10


Camaradas, ¡Aprestad vuestras pinzas!, que ya el señor don Carlos, y Maese Mochilero han hecho bando y pregón llamando a las armas, para ir a dar guerra a la plaza de Castalla, en vecinas tierras alicantinas.

La Aurinegra Legión se pone en marcha de nuevo, y ello viéneme a pedir de boca, pardiez, que ya la armadura venía criando algo de roña y óxido, pues el mi criado, de suyo, es muy bellaco guardador della, y sólo cuando le urjo y me ve en grande aprieto y necesidad, la abrillanta y la adereza con la mayor diligencia y policía, dejándola tan bruñida, que hasta el sol tiene celos de su fulgor.

Allí estaré, en servicio y defensa de nuestra fama y honra, no como vuesas mercedes merecen y yo bien quisiera, sino según mis posibles y mis voluntades resistieren, que si los estorbos y dificultades lo permiten, y me hurto de las insidiosas trampas y otras astucias y sutilezas que la infame y vil canalla acostumbra disimular en lo más bravo del monte, aun con tasadas fuerzas, mi mucha destreza y maña en el acometer los señuelos dará cumplida razón de la calidad de mi persona. Si así no fuese, prevenido estoy, pues aparejado llevo un poderoso amuleto que es eficaz talismán para que ningún impío e infernal nigromante me aoje ni descamine. Y si esto no bastare, fiaré en los brebajes y remedios de mi compadre Paquiño, y en la bravura de vuestros indómitos corazones, y en la robustez y fortaleza de los vuestros membrudos brazos.

¡Sus, y a ellos!.

P.S./ Mi menda prefiere campear a temprana hora, pues, al estar falto de adiestramiento, yo y los mis miembros requerimos de tiempo para vencer la pereza y entrar en sazón, sin cuidado ni recelo de contraria fortuna.
Ya sabéis mi patria, nombre y número.

Mi buen compadre PR del Cid, del Miño y del Picu:

Mucho echamos de menos el vigor de vuestro brazo, vuestra resolución en la brega y... vuestros brebajes y pócimas.

Alegres y confiados, como sabéis que de costumbre habemos, fuimos a probar nuestros brazos con los de los mejores caballeros del Reino en los lejanos campos de Castalla. Y, entretanto duraba el largo viaje, fraguábamos las estrategias que vendríamos a gastar en la lid, y nos advertíamos de cuáles maniobras fueran las más oportunas para alzarnos con algunas de las prendas que, a poco que nos esforzásemos, de seguro nos lucraríamos.
Mas, el esfuerzo hubo de ser supremo; la vigilancia y cautela, en extremo celosas; el método, ajustado a las coyunturas, o lo que es lo mismo, socórrase cada quién a su entender y maneras, pues nunca jamás en ningún tiempo vióse un campo de batalla tan terrorífico, tanto, que con sólo ingresar en él y sentirlo, enturbióseme la razón y apocáronse de tal manera los mis ánimos, que hube de hacer crecidos pujos para sacar bríos de donde sólo había pavura y recelo. Cercábanme imponentes y aterradores despeñaderos, oscuras y tenebrosas vaguadas, bosques espantables y espesos, inciertas y disimuladas sendas. Jamás de los jamases vime en trance de bregar con tantos y tan desmesurados peligros y amenazas; mas, tal vez, esta aprensión, fuese quien sujetó mis pasos, para, con cautela y prudencia, venir a dar en salvo, fin a tamaña empresa.

Los primeros trancos fueron tan de fácil acometida que, a pesar de las aciagas sospechas, hiciéronme acariciar la idea de que presto podría apoderarme de todas las prendas y preseas, sin haber cuidado ni recelo de contraria fortuna; mas mi contento duró un tiempo asaz tasado, que luego de unos altos y muy empinados repechos que dejaronme harto rendido, tuve que acometer un desmedido barranco, cuyo hondura y laderas estaban preñadas de grandes piedras y cuantiosos cascajos y guijos grandes y otros más menudos, y engañosa maleza que rasguñaba, pinchaba y hería con fiereza, y cuya bajada fue de excesiva osadía y peligro. La ascensión por la otra orilla llevóme a un punto, en que ya fueme imposible gatear más hacia lo alto, pero hacia abajo tampoco, o así parecíamelo a causa de lo prieto del anublamiento de la vista y lo abatido del ánimo; y así, enflaquecido de fuerzas y mermado de voluntad, temí grandemente que allí fuese mi acabamiento; y no fue hasta que, con el sustento de alguna de las viandas que de costumbre llevo en el morral y socorrido por un vivificante brebaje, recuperadas las fuerzas, el coraje y la vista, di en tantear do fuese el mejor lugar para trepar y salir, sano y salvo, del atolladero en el que me hallaba, mas advertí que por aquel lugar no había salida con la sóla ayuda de las mis manos, y tampoco lo había hacia ninguno de los dos lados, ni a la mano zurda, ni a la diestra, ni por ningún otro sitio. Y desque vi el hondo lleno de grandes cantos que antes habíanse desprendido, comencé a temer no me cayese encima alguna de aquellos inseguros y grandes pedruscos que por lo alto había y me quebrase algún miembro o acaso me escachase la cabeza. Pensé, quizá debido a mi flaqueza, que se hacía un siglo que llevaba allí y que si no ayudaba a hacer todo lo que mis fuerzas me valiesen, tendría que darme al incierto socorro de mis camaradas.

Sacóme de mis negros cálculos la voz de una gigantesca amazona que desde el fondo, al divisarme, me gritó a grandes voces:
-“¿Sois un menguado cobarde?, o ¿ acaso varón de nombre?. Si es así, bajad, y demostrad vuestra valía en la pelea.”
Comprendí al punto que mi vida pendía de lo que mejor me supiese valer, y como nunca peligro sin peligro se vence, y por no salir de aquella batalla a cencerros tapados, me determiné a dejarme caer por el abismo, pues, si en la bajada me despeñaba, me despeñaría al menos, desde más baja altura. Abajo me esperaba la amazona a que en cayendo del todo, fiando que, de la caída, me tendría medio estropeado y a su merced, acabaría de terminarme al punto. Mas no contaba con mis ansias de apostarme el resto a una sóla carta y, en un azaroso y repentino brinco que dí antes de venirme al hondo, caí sobre ella dejándola vencida por tierra, donde toda desbaratada y como aturdida, daba grandes y potentes voces, llamando a las otras sus compañeras; y, como a cuyas tales mi menda no estaba dispuesto a esperarlas, busqué presto, torrentera abajo, una salida. Luego, por mor de los recobrados ánimos, con menos temeridad, pero más miramiento y tino en las embestidas, pude alcanzar la ansiada salida a tal laberinto, a donde llegué desfallecido, exclamando:
-“¡Por caridad, dadme, si la habéis, un buche de agua fresca para consolar esta grande sed, que vengo desmayado!”.
Y presto me la remediaron, dándome agua muy fresca de la que tenían para asistir a su regalo.
Y allí estaba maese Mochilero, que saliéndome al encuentro, me asistió, y juntos acudimos al podio adonde las gentes se allegaron a hacernos fiesta y regalo por nuestro triunfo, y los de nuestros compañeros: Carlos, Laura, Patricia, Luismi, y los Milvaques, que todos salimos de aquel lance con tanto crédito como ya habíamos.

Más tarde, a la amable sombra de un ameno paraje, reparamos nuestra fatiga y nuestra hambre con una suculenta cuchipanda, y apagamos la sed con ricos vinos y otros enjuagues. Y cabe nuestro, estaban la nueva savia, y los nuevos brazos que con ella se robustecerán para sustentar con honra los aurinegros colores: los dos jóvenes caballeros Víctor, y Marc, que hubo su iniciación en esta gloriosa jornada de Castalla; y, a fe, que se ganaron ambos dos el sustento, pues, no en balde, han sido criados en gentileza y punto de honra para rumbear por el camino que la verdadera milicia enseña.
Mas antes de despedirme de vos, compadre, os contaré una anécdota del joven Marc. Cuando éste, inseguro y vacilante, recelaba del camino a seguir, subióse a un vecino árbol por lo crecido que era y desde lo alto poder otear; y allí encaramado le vió un desconocido y enigmático prójimo que, al darse cuenta de lo que indagaba, le instó a seguir sus indicaciones.
-“No vayáis por esa vaguada de ahí que es harto expuesta y embarazosa, sino váyase vuesa merced por esta otra –le decía mientras se la señalaba-, que es más llevadera por ser de mejor andar”.
A lo que nuestro amigo, oliéndose que lo que el extraño ser buscaba era llevarlo a un lugar donde su persona se perdiese y quedase a merced de las fieras, o quizás abrumarle a palos, le contestó:
-“Por verme joven me hacéis simple y de poca experiencia y me amenguáis en este negocio por alzaros con la vuestra intención”. –
Y en menos de lo que se tarda en decir un amén, saltó a tierra y, de dos brincos, puso en cobro su persona corriendo resueltamente por la vaguada contraria.

Deseándoos lo mejor, se pone a vuestro servicio y honra,
Mendizale Mendizale el Sáb Nov 28, 2009
Compadre Pr:

Habéis puesto un nuevo anhelo en mi corazón al mencionar que mi discreta y montaraz persona pueda aspirar a compartir el podio con vuesa merced y con maese Mochilero, mi admirado maestro, pues, si os digo la verdad, nunca, y menos ahora que ando con las fuerzas mermadas y el cuerpo maltrecho a causa de las heridas y otras injurias que hicieronme esos endemoniados y sanguinarios réprobos de las batas verdes, nunca, digo, imaginé que tal cosa así pudiese acaecer; y más, cuando otros, como vos mismo, también habéis sufrido maleficios y otros agravios salidos de estos mismos desalmados. Sería un grande, ¿qué digo grande?, ¡un épico momento!; y harta dignidad para mi menda, si el tiempo os da la razón, el compartir con vuesas mercedes tal honor, que vuestro es el mayor mérito, pues muchas han sido las prendas que habéis cobrado en los torneos y numeroso el botín tomado en la batalla.

Para esa cita en que decís se recompensan los triunfos logrados en las numerosas contiendas en que hemos entrado, de cierto que hemos de vestir, y asaz razón llevais en ello, según la calidad de nuestras personas y conforme a la estofa dellas; ergo habremos de nos ataviar y acicalar con nuestras mejores galas civiles, que la armadura, la espada, y otros arreos propios del duro campear, aparte de desmerecer y empañar el nuestro prestigio en la tal ceremonia, vendríannos ya a ser un poco pesados, que no en balde, uno, con el tiempo, se hace añejo y flaco en jijas. Mas, a este mi menda, el jubón de seda, el coleto nuevo, las calzas acuchilladas, la capa, las botas de caña alta y bien lustradas, y el sombrero chambergo, me han de ser leves; y, a fe, que bizarría y donaire no han de faltarme para andar no menos gentil en el cuerpo que en el ánimo, y usar de estas prendas como por naturaleza y enseñanzas siempre hice.

Repare vuesa merced en la hombrada de nuestro Carlos, en una jornada memorable, persiguiendo y hostigando a aquellos veloces azabaches llegados de la Africa negra para piratear a sus anchas en nuestros suelos, hasta que vino a ponerlos al alcance de nuestras manos, allí, cabe el nuestro mar, donde, antes de que pusiesen sus personas a seguro de sus naves, los prendimos de ligero para, luego de que los Batas Verdes les escurriesen a modo y gana, ponerlos en manos de los alguaciles de la justicia para que ésta les diese lo que en razón merecieren. Nuestro buen Carlos, hase ganado el nombre del de los Pies Ligeros. Habemos en él, compadre, todo un campeón.

¿Y de nuestra Reina, la campeona de las Españas, qué me decís?. Guerrera, revoltosa, divertida, dando con todo al retortero, como siempre. ¡Chica la ha liado con la cuchipanda!, pues toda la escuadra aurinegra se ha alborotado y puesto en arma y tal ha sido su empeño, tal su entusiasmo y encono, que ya todos somos contagiados del mismo afán. Ya lo sabéis, compadre, “cual el amo, tal el criado”, que diz el refrán. Y habréis de ir bien abastado con unos cuantos cangilones, de los de a dos azumbres, colmados de pócimas y otros brebajes por no tener luego que estorbarnos unos a otros en el beber y no aflojar las iras del respetable, que con zozobra y desazón los espera, si no, no os arriendo la ganancia. ¡Ah!, y que no se os acuda a la mente el endilgar las recetas de vuestros mejunjes a nadie, que, “a quien se dice el secreto, le das tu libertad”. Chitón, pues.
Quedad con bien. Mendizale el Vie Dic 04, 2009 Maese Mochilero, camaradas todos:

¡Qué grande y magnífica tropa somos!. Mucho y sentido orgullo he yo, y muy presumido voy de ser uno más, aunque de poca miga, de tan formidable tropa, la cual es cosa digna de ver en acción por lo mucho y bien concertada y aconsejada que comparece, y el celo y bríos con que se conduce. Algunos dicen que la vanagloria es un vicio que daña el mérito, mas tened por cierto que antes soy en todo lo que digo más corto que largo; y yo hiciera agravio a la verdad si dejare de celebrar los vuestros méritos y alzaros, quizás, a más alto lugar del que merezcáis; pero, ya puestos en medida de honra, es peor extremo dejaros caer de los vuestros merecimientos, que el que os alce a más alto lugar, y yo, asimismo, al amparo de tan grande verdad que otros han dicho antes, salgo menos cobarde a dar noticia dello. Y, si aquí lo traigo a colación, es porque, ningún otro clan que se haya concertado para aparejar un torneo, ha sido tan espléndido y pródigo en abastos, regalos y recompensas, aunque éstos se reclamen grandemente del mucho aparato y lucimiento de sus palenques.

Como, en nuestro nombre habíase mandado dar pregones en todas las villas y reinos vecinos, harto número de caballeros y damas de lo más granado y florido dellos y que suele concurrir a estas lizas, que diz el aritmético que fueron trescientos, se juntaron con mucha grita y pomposidad, haciendo grande bulla y ruido, y alarde de su maña y soltura, y de la prontitud de sus ataques y amagues y celeridad en la carrera. ¡Y qué galanura, cuánta magnificencia!. Era cosa de ver. Y allí tronó la música, y la palabra del elocuente y facundo Lastra, aderezada en la ocasión para alentar los ánimos y animar los alientos de los contendientes.
Y digno de ver era, asimismo, la presteza y aplicación con que todos los nuestros acudían a agasajar y favorecer a nuestros extranjeros huéspedes con los abastos y todas las otras cosas que a sus personas eran necesarias, que ninguna al irse, cerradas las justas, y habiendo todos hecho ya su agosto y vendimia, pues para todos hubo regalos y propinas, alzó censura ni reparo alguno, antes bien, se tornaban a los suyos feudos y señoríos haciéndose lenguas de lo bien dispuesto y ajustado del torneo, y lo muy cumplido de los agasajos, obsequios y demás liberalidades que con ellos se usaron.

Y, mientras, un grupo de abnegadas damas, ayudadas de sus domésticas y algunas mandaderas y criados, aderezaban una suntuosa y espléndida paella y otras muchas y variadas viandas para los más de cuarenta comensales que allí éramos. Y, cuando ya despedidos todos los campeones, como sentíamos que las nuestras tripas protestaban, cerramos contra vasos y platos sin tardanza, para remediar la perentoria necesidad y justicia que boca y bandullo nos pedían.

Mi admirado maestro Mochilero, flamante Junco de Oro de hogaño, sé que sois modesto, mas no puedo por menos que alzar mi copa y brindar por vos: “Maestro, ni mi servicio desmerecerá ni os faltará mi amistad. ¡Sursum corda!, ¡arriba los corazones!."
Vos sabéis, podéis y queréis.

Que el cielo os guarde.

Mendizale el Miér Dic 09, 2009
AVISO DE PINCHES Y COCINEROS


Saludos, Mi buen compadre Paquiño del Cid y del Miño y del Picu, Gran Maestre de Mejunjes, Pócimas, Brebajes y Elixires.
Abrazo asimismo a esos dos buenos camaradas de montaracía: maeses Alatriste y Anciano, que a no tardar serán Grandes Maestres en Fogones, Cocinas y Artes Culinarias.

Con vuestra venia, y aunque ello parece me salga de mis atribuciones, saberes y oficio, tómese a bien por vuesas mercedes y por cuantos trajinan y se afanan en fogones y cocinas, la licencia que me tomo, pues, quienes en ellas profesan, están muy expuestos por el fuego y la mucha abundancia y manejo de cuchillos, hachuelas y destrales; y así, menudean en estas gentes las quemaduras y los cortes con harta frecuencia. Por esto, desde muy antiguo, se ha venido usando de remedios y recetas que, si no son mano de santo, sanan en poco tiempo las heridas; y ello es cosa de ver, que es maravilla, pues en pocos días queda la piel curada y como se estaba antes; y de las sajaduras no queda señal ni parte fea, que parece nunca ocurrió.

Estaba yo estos pasados días revisando algunos papeles y legajos que de mis mayores heredé, cuando posé mis ojos en un pequeño tomo de páginas amarillentas titulado Nuevo Arte de Cocina, que de seguro le hubiera dado de lado, como otras veces hice, mas, recordando que hogaño vuesas mercedes andan puestos en estos menesteres, lo tomé en consideración y, al abrirlo, hallé unos pergaminos viejos de incontables años y que veíanse gastados de muchas manos, y parte de cuyo contenido juzgo podrá interesar a vuesas mercedes.
Cópiolos tal cual; son breves, y de suyo muy desnudos de palabras, mas vuesas mercedes sabrán cómo hacer para lograrlos.

Para curar cortaduras
Si andando con hoz, guadaña, hacha, destral, cuchillo, cortaplumas, corvillo, o espada, te cortares, pues en los texados hallaràs una yerba, llamada uba de milano, como piñones; la machacaràs en el mortero; exprimiràs el zumo y lo pondràs en una redoma, se assolarà y quedarà el licor como aceyte; aplicaràs a la herida unos paños mojados con dicha aceyte; y sanaràs en poco tiempo.

Para los que se quemen o escalden
Si te escaldàre el agua hirviendo, caída en rescoldo, pondràs la parte lesa en una vasija de vinagre virgen, donde la tendràs un buen rato, assì no se levanta ampolla. Otros cogen una cebolla machacada, y se estregan la parte escaldada; pero si se levanta ampolla, de la que se hace llaga, pondràs al fuego un pucherito de agua de modo que le falten dos dedos para llenarse; echaràs un poco de cera blanca en grumo, ò de cualquiera otra si aquella falta; lo coceràs, y en dando un hervor lo sacaràs; tendràs un poco de aceyte en una escudilla, iràs echando en ella de lo que hay en el puchero, poco a poco, de modo que sola la cera cayga, y poco importa que cayga algo de agua, porque después se traba ella, y al mismo tiempo que cae, se revuelve con un palito hasta quaxarse; con este ungüento untaràs las llagas de la quemadura en la mañana, y a pocos días curaràs.


Como en estos legajos, y en otros, he hallado cosas curiosas las unas, otras raras, cuando no insólitas o extravagantes, en ulteriores misivas os daré razón de alguna dellas.

Recibid mis cumplidos.

Mendizale el Dom Dic 13, 2009

Mi buen Compadre:

No tratéis de excusar por edad ni con otros remilgos ni artificios lo que al abrigo de la noche hilvanáis; ni me salgáis hogaño remolón y blando, pues harto sabido es que sois gato viejo, y capitán dellos por más señas, y que en la suya compañía andáis los tejados en busca de yerbas y otras extraordinarias y raras plantas y malezas con que llenar vuestra alcancía, para ir luego majándolas y sacarles la sustancia; si no, dígame vuesa merced de dónde tanto brebaje y pócima y bebedizo; y, si aquesto no bastare, decidme entonces, pues gentes haylas que van muy vencidas a malicia y muy prevenidas de ojos y de orejas, el con qué de aquestos cantares, pues éstas y otras menudencias ya van en solfa en los corrillos:
De blanco lino vestido
Va en noches de clara luna
Con fiel escolta gatuna
Por los tejados subido
Y si encuentro qué le cuadre,
¿quién como el mi compadre?


Buscando lábiles plantas
Para, luego, con hechizos
bautizar los bebedizos
Recitando voces santas
Y si encuentro qué le cuadre,
¿quién como el mi compadre?


Y por obra de lo arcano
El secreto sólo alcanza
Cuando en el tejado danza
Con la uba de milano
Y si encuentro qué le cuadre,
¿quién como el mi compadre?


Que adobada en la puchera
Después de tanto bullir
Concluirá siendo elixir
De la tropa montañera
Y si encuentro qué le cuadre,
¿quién como el mi compadre?

Mendizale
Cumplid, pues, vuestra sagrada misión en este mundo, y seguid dándonos esos ¿bendecidos? mejunjes, que yo os recompensaré con algunas, que aunque amonestaciones, bien sabéis que siempre van aderezadas a vuestro medro; y a más, y como sé que no estáis en todos los secretos, yo os iré despachando recado, de cuando en vez, de alguna de las fórmulas que, en los legajos y grimorios de los que os hablé, vaya descubriendo, como la que yuso os traduzco, y que os irán adoctrinando en cosas sacadas de la experiencia. Esta, os servirá para mantener los potes y las marmitas de hierro sin que pierdan el temple, y ello hará que las naturales propiedades de las disoluciones y mixturas no sufran menoscabo, ni se corrompan en las repetidas coceduras y vayan acertadas a su empleo.
Asimismo, a nuestros amigos alatriste y Anciano, que ahora son en estos menesteres en los fogones, les será de provecho y renta, para templar las sartenes.
Para templar marmitas o sartenes
Las templarás assí: después de bien limpias las calentarás, las estregarás con una corteza de tocino, assí se templan brevemente. Otras veces caliéntalas bien, rociarás la parte exterior y su suelo con vinagre; y si tuvieras priessa, echa dos cascarones de huevo en el fuego, que aquel humo las suele templar; pero aténgome al tocino, que es lo más seguro.
Si quieres probar que está templada, harás una tortilla de este modo: Ehando un poco de aceyte, pondrás la marmita o sartén en las brasas, igual, batiras dos huevos, y quando estuviere el aceyte caliente los echarás, déxalos cuaxar, y los irás rollando con una paleta, los volverás sin que se quemen, y han de quedar de modo que cogiéndoles del remate, se ha desfacer la tortilla, y quedar como una cuerda. Assí se demuestra que están templadas.

Y la tortilla sabe a gloria bendita, mi menda lo avala y da fe.

Que el Cielo nos conserve en amistad y gracia.
Mendizale el Miér Dic 16, 2009

Mis bravos camaradas:

Este año 2009, a vuestro lado y con vuestro aliento, mi corazón se ha sentido enardecido; mis pies, ligeros; mi voluntad, indomable; y mi espíritu se ha batido resuelto. Y, con vuestra ayuda; me he sentido todo un campeón.
A mi maestro Ricardo, a mi compadre Paquiño, a Carlos, a Laura, a nuestra reina Amparo, a R. Olcina, a Gran; y también a esos mis dos entrañables desaforados de la vida: Pepe y José Antonio, ... y algunos más; a todos, este modesto montaraz os da las gracias y os desea, de todo corazón, que gocéis del calor de la Navidad.
FELICES FIESTAS Y FELICES CUCHIPANDAS
Mendizale el Lun Dic 21, 2009 9:43 am
Estimado compadre PR, del Cid, del Miño y del Picu:

Recordareis que antes de acudir a las previas de Villene-ville, un cuatro de marzo de este, ya menguado de muchos días, presente año y al que ahora muy poco le falta para se acabar, escribisteis:
-“Hay que pasar desapercibidos, sin que se fijen en los aurinegros, vamos, como si fuéramos invisibles, que, cuando llegue el momento...”-
Y esto, entiendo, que era por haceros con las malévolas intenciones de los aviesos y traidores que de continuo procuran hacernos daño y buscan nuestro desmerecimiento y ruina, y así, mediante un filtro o elixir que nos hiciese invisibles, o de manera que no fuésemos notados, ir entre ellos de rondón -“hospite insalutatio”-, hurtando a sus ojos las nuestras personas.
Pues bien, lo tengo; yo poseo la fórmula que obrará el prodigio, no la busquéis ya. Mas, no penséis que quiero daros lección en este misterioso y hermético Arte, pues miserable cosa sería reputarme de maestro cuando ni siquiera fui discípulo en esta ciencia; y, si nada sé de su gobierno, menos aún de sus secretos. Pero vos sois un iniciado, un adepto, hábil, y harto capaz y entendido en calentar, destilar, sublimar, filtrar, evaporar, separar y condensar, y muy versado y diestro en manejar matraces, redomas y atanores; mientras que yo soy muy corto en estos menesteres y, antes bien, desataría un seguro infierno y sembraría el desconcierto cuando no el caos a mi alrededor. Yo tendré la fórmula, mas diz el refrán: “Más vale saber que haber”, y vos, mi buen compadre, sabéis.

Ha unos días que os comentaba cómo estando hurgando entre los libros y legajos heredados de mis mayores, pues ya conocéis la afición que le tengo al estudio y a las bibliotecas, me salieron al paso algunos grimorios y otros pergaminos, algunos antiguos de muchos años, y a la sazón muy gastados del tiempo y deslucidos del uso. En uno de estos legajos hallé la fórmula que suso os decía y que, de ésta y de otras muchas cosas admirables y extraordinarias que allí se declaran, os iré dando noticia muy por extenso, si antes, y si Dios no lo remedia, esta afición mía tan viva por los libros, no me apura el juicio y me desquicia la mente.

Esta fórmula, que hoy os digo, la encontró un mago al que en su tiempo le decían Belarmino de Arriaza, creo que natural de una villa de Valladolid, hombre de muchos posibles y probada largueza, aunque de pocas prendas naturales, y que primero fue estudiante en Salamanca y Bolonia y después amigo de brujas y aquelarres. Su mucha fama debióse a que descubrió las cualidades naturales y provechos de muchas plantas; y tanta fue su aplicación y ganancia en este oficio que obtuvo, como crecido premio, el descubrir que, de entre todas las yerbas, sólo la mejorana es la que procuraba la invisibilidad. También tengo por sabido una cosa por demás muy curiosa, sin que pueda recordar la razón dello ni erudito que lo avale, y es que los bueyes, cuando van tascando por el campo, se retraen desta planta y la huyen.

Pero antes de escribiros la manera de obrar en este asunto, he de deciros, no obstante, que, aunque supongo no os declaro nada nuevo y que no sepáis ya, habéis de tener sumo cuidado al pronunciar íntegra y cabalmente las palabras que en la fórmula se dan, porque las consecuencias podrían ser desastrosas, pues hasta el mismo Belarmino, terminó sus años muy quebrantado de cuerpo por un grandísimo golpe que, según es fama, le asentó un desconocido demonio cuando, por descuido suyo y a causa del grande frío que hacía y que le entumeció la boca, voceó malamente su nombre al conjurarlo; y en consecuencia: que se le vino un diablo bravo en vez de manso.

Bástese ya de devaneos y volvamos al caso. Aquí va la receta para lograr hacerse invisible:
“Róbese un gato negro, y téngase a mano un puchero nuevo, un espejo, un eslabón, una piedra que se diz amatites, carbón, un poco de yesca, eslabón y pedernal para hacer lumbre y un plato de loza fina.
Buscad un paraje donde haya mucha mejorana y que sea cercano a una fuente manantial con cuya agua llenaréis el puchero a la medianoche. Enseguida haced una lumbre, poned el puchero en ella y poned el gato dentro, teniéndolo tapado con la mano izquierda y la vista fija en él, sin moverse por más ruido que oigáis. Cuando haya hervido por espacio de veinte y cuatro horas, echáis todo lo que contiene el puchero en el plato, enseguida tirad la carne por encima del hombro izquierdo diciendo:
ACIPE QUAD TIBIDO, ET NIHIL AMPLIUS.
Luego, poniéndose frente al espejo, y al lado de la mejorana, iréis tomando los huesos del gato uno por uno y los apretareis entre las muelas del lado izquierdo, hasta que encontréis uno que al tiempo de hacer la operación no os veáis en el espejo, que éste será el bueno. Todos los que no sirvan los iréis tirando también por encima del hombro izquierdo pronunciando las mismas palabras”
Esta mágica fórmula, sin duda, os ha de ayudar grandemente en vuestras correrías por los tejados y azoteas sin ser notado de gentes, y así no andar luego en coplas de ciego.

Recibid mis más cordiales cumplidos.

Mendizale

Con bien seáis, camaradas aurinegros:

Reparo, por lo leído en vuestras misivas, que, algunos al menos, mantenéis el buen humor y el buen apetito; ¡rediez!, ¿pero es que no os dan de comer en casa al menos para matar la hambre, que seguís codiciando el llenar a cuelmo la andorga?, y ésto, porque nosotros los humanos sólo hemos una, que si hubiésemos cuatro bandullos, como se diz que tienen los rumiantes, las cuchipandas serían a diario, y aun así habríamos de tener cuatro bocas que una juzgaríamos por poco, porque ellos, los rumiantes, se contentan con haber un sólo tragadero, algo grande, eso sí, pero sólo uno. Y no quiero entrar en el asunto del bebercio, que aquí la desmesura ya es crecido exceso, pues, el que más y el que menos, sufrimos todos de sequía perpetua, y, entre elixires, brebajes, pociones, destilados y tisanas, no bajamos de tres, o aún cuatro, cuartillos al día por barba; y si por fuerza o carestía nos hubiéremos de privar del dicho trasiego, luego no pararíamos de rezongar y andar ásperos y mohínos.
Mas, decidme, ¿cuál cuchipanda es esa por la que ya suspiro?. Pongo de antemano que me tendréis advertido del cuándo y del dónde y del qué, ¿no?, que con estos ásperos fríos que se nos han venido y que aprietan lo suyo, calando hasta el tuétano de los huesos, necesito el calor de los guisotes y el santificado fuego de los bebedizos de mi compadre para no quedarme como un pajarito en la esquina de alguna lóbrega calleja cuando salga de ronda, pues los buenos caldos calientan la sangre, procuran contento y ponen buena color en el rostro, amén de dar valor al apocado.

Ha unos días que, en compañía de mi ama y señora, fuíme a probar y gustar de las cuchipandas que sirven en unos mesones muy acreditados que hay en los dominios de nuestra Reina que se dicen: uno, “El Pito”, y “Casa Gaspar”, el otro; y que en verdad hacen honor a la fama que llevan, por lo nutrido y conforme que allí dan de comer. Y yendo de uno al otro, o del otro al uno, que dello no me acuerdo bien, ni sabría dar razón, nos atajó, dándonos una voz, la misma Reina en carne y hueso. Después de las genuflexiones y reverencias que la tal señora merece, vinimos a los saludos y cortesías que ambas dos partes gastamos desenvueltamente, como toca y es costumbre entre personas de nuestra alcurnia y prosapia.
Y luego platicamos, cómo no, de la pensada cuchipanda que se avecina; mas del duro adiestramiento e instrucción a que piensa, según decís, someter nuestros gastados cuerpos nada le oí, que de haberlas oído, ¡voto a tal!, no le valiera su feudo por sagrado; mas vuestras palabras, y vuestro pesado y torturante macuto, maese Mochilero, bastaríanme para dar fe de lo que se nos avecina, si luego no leyera alguna de las misivas de la Reina. ¡Voto a tal!. ¡Pues no quiere, la muy pérfida, darnos de palos de su misma mano hasta molernos los costillares?
¡Ay, ay!, clamabais, amigo mío, y ¡ay, ay!, reniego yo, y, todo sea con perdón, protesto y me rebelo, y...¡es que no me quedan jijas más que para cargar con mi frágil y quebrantada persona!. Mas soy del parecer que no debéis cansaros en más cavilaciones, que si la Reina anda de por medio, como se ha declarado, no hallaremos en ella valimiento ni favor, pues es sabido que éstas no atajan hasta traer a conclusión su propósito: ¡Ay, ay, mi buen maestro!, caeremos todos, “ex maioribus ad minora”, desde los más grandes y fuertes hasta los más pequeños y débiles; y más os digo: ¡que el cielo nos pille confesados, y con generosa provisión de los bebedizos de mi compadre Paquiño, para sufrirlo con dignidad y nobleza!.
Así pues, ahora os predico a todos, amigos míos, resignémonos, agachemos la cabeza y cedamos la cerviz al yugo si no queremos dar, por contumaces y levantiscos, con nuestros pobres huesos, y ya quebrados por su mano, en alguna de aquellas lóbregas mazmorras de húmedos muros de su castillo, y asegurados a ellos con roñosas cadenas y sometidos a un ajustado ayuno de pan y agua como sólo sustento; y con cepo y potro como saludable y benéfico ejercicio para nuestros ligamentos. Amén.

Mas, mi compadre Pr ha mucha razón cuando dice, y muchos insignes y subidos varones lo avalan, que todas son iguales, y además terribles y de mucho temer si se mancomunan y ajuntan; y llévame esto, a poner por mi parte y a hilar que lo malo se vendría luego, que después de habernos la Reina machucado bien, a modo y gana, las nuestras damas al vernos tan abajados, tomando ejemplo della, vendrán a poner la mano sobre nosotros y nos darán lo suyo, que no se ahorrarán tunda ni somanta, ni otras injurias con las que rendirnos. Así estando, propongo que, con las mayores veras que podamos, tratemos de persuadirla, pues, de lo contrario, de grado o por fuerza habría de darnos lo que ha prometido; así que chitón, y que, por si un acaso, que maese Paquiño prevenga hornos y alambiques para extraer estos potingues para cobrar fuerzas y, si a mano viene, curar las heridas y magulladuras y resistirlas en silencio.
Mi buen compadre, sed cauto y obrad con prudencia y cautela, que no quiero veros estropeado, pues en este negocio mi menda tan sólo puede ofreceros las recetas, vos experto sois, poned la práctica y la mucha cautela de que ya os avisé, que ya veis como se descabalan con harta facilidad si no se hace todo a modo y estando precavido. Hoy os envío como componer la mágica hidromiel, poción maravillosa donde las haya. ¡Ah, se me olvidaba!, se diz que el zumo de la yerba golondrina sana los ojos, aprovechadla, que no quiero vayáis por esos andurriales dándoos de tropezones, aunque se me acude al magín ... que ... sí, ya está: ¿no dice la Reina que son medio brujitas?. ¿Por qué no la enseñáis en la ciencia de los filtros esos?. Pudiera ser que entre pócima y mejunje, brebaje y elixir, estuviese tan ocupada que se olvidase el mandar que nos tundiesen los costillares a palos. O quizá... Tampoco sería mala idea que sus ratos de ocio se enseñase a hacer esos delicados y sugestivos mandiles bordados, que es labor de muchas altas damas de este reino, y así, en estando con la suya inteligencia y la suya intención usadas en tales menesteres, no pararía mientes en hilvanar planes de adiestramiento tan severos; y, además, el día de la cuchipanda, podría lucir el primoroso delantal, como hará algún que otro noble caballero, que en las naturales cuchipandas tanto monta, monta tanto, hidalga como hidalgo.
RECETA PARA ADEREZAR LA POCIÓN HIDROMIEL,
que desde los tiempos pretéritos viene dando
robustez y vigor a los hombres
Tomarás una vasija de barro y pondrás en ella 3 azumbres de espíritu del vino, 1 onza de corteza de canela,
1 cuarto de onza de clavos de especia,
y la cáscara de 15 limones;
la taparás y dejarás en maceración por tiempo de 10 días, y en pasando los 10 días lo filtrarás.
A la sazón, en un caldero, mezclarás 14 libras de miel
y 7 azumbres de agua y dejarás hervir hasta que se reduzca
a su mitad en que lo apartarás de la lumbre hasta
que en estando tibio le juntes en el mismo caldero la maceración filtrada; y cuando esté frío
ya se puede gastar.

Seáis todos con bien.

Mendizale

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